es inútil respirar
Donnerstag, 23. November 2006
LA POESIA DE AUGUSTO RODRÍGUEZ
es inútil respirar
Dienstag, 21. November 2006
TRAS LAS HUELLAS DEL POETA VICENTE ROBALINO
Como todos los buenos o bien mueren o bien desaparecen sin dejar huellas tras suyo, nadie sabe dónde se halla hoy y a qué se dedica el “poeta de El ejido”, tal fue su código en el club de los poetas malditos -y hoy decapitados, de aquellos años en los que John Lennon y Aladino se daban un mano a mano en los oscuras rockolas de la 24, -para comenzar y terminábamos al otro día en los hornados de santa clara, als die welt noch in ordnung war, (cuando el mundo todavía estaba en orden), de acuerdo a las palabras de Rolf Wild.
Vicente Robalino (1962) perteneció al taller que coordinaba Miguel Donoso Pareja (1982-1984), publicó en colectivo aquel libro –que hoy sólo provoca nostalgia, llamado Posta Poética, en el que constan, Fernando Balseca, Fernando Itúrburo, Victor Romeo, Aníbal Farías y Francisco Torres. Hizo lo justo en el tiempo preciso y luego desapareció: que estas líneas sean un brindis por sus trabajos y su memoria.
COEXISTENCIA PACÍFICA
Si dejamos de lado pequeños resentimientos
pugnas entre la noche y el día
rencores almacenados
concluiremos fácilmente que en este planeta
como lo llamaría un escolástico:
insigne laberinto de contradicciones
todo lo resuelve la amistad.
Ya lo proclamaron en 1789:
igualdad libertad y fraternidad
los ejemplos son numerosos:
inquilino dueño de casa
campanas difuntos
dios alá
leningrado las vegas
banqueros estafas.
He allí nuevamente la buena amistad
sin lugar a dudas nos hallamos en un plano amistoso:
¿podría prestarme su esposa?
HISTORIA DE AMOR
Mi desconocimiento de las ciencias exactas
me impide establecer un cálculo
más o menos aproximado
más o menos confidencial
a tal punto que apenas me atrevo a echar
en el mar tormentoso de las conjeturas
una fecha: ¿14 de octubre?
Desde que la miré
mientras el otoño arrojaba
pétalos pájaros y cosas similares
ella intentaba adentrarse en mis dominios
no se quién la hizo pasar
pero allí estaba.
La luna dejó de latir
metió sus orejas en la madriguera
yo me armé de valor
y adelante:
“qué hermosa eres amada mía
son palomas tus ojos
vistos a través de un velo”
para poder describir su impetuoso cuerpo
el ritmo eufórico de sus caderas
la pendiente y curvas de sus territorios
requiero la elocuencia becqueriana
-confieso que la dicha me ahoga-
un CD de agustín lara
hace aflorar mis sentimientos
¡estoy perdido!
cómo decirle que lo nuestro ha comenzado
por ti cruzaré a nado el pacífico
seré voluntario en la tercera guerra mundial
prometo reconciliar las extremas derecha e izquierda.
-Escúchame un momento-, dijo malhumorada
-a mí no me convencen tus versos
pagas o llamo a la policía
todo estuvo escrito en el libro de la vida.
UN ERUDITO POEMA O PROBLEMA TOMADO DE
Si alguna vez el acaso o el azar
te pone en contacto con esta página
calla para siempre su contenido
no se trata de una perogrullada
-aquellas que suelen escribir los nobel-listas-
sino la absoluta realidad.
Sucede que no saluda con nadie
escribe hasta en los troncos de los árboles
formula interrogantes
indago por la quinta pata del gato
perdida en los espejos de tus ojos
desde la rama más elevada anuncia:
“entrego mi primer manifiesto
no quiero hacer comentarios
solo que estoy en contra de tales escritos”
urge una consulta
médicos-brujos-sicólogos-adivinas
discuten se acaloran diagnostican
el caso es grave
adolece de encefalocardioensueñoenteritis.
Ha muerto
su teorema de Pitágoras
va hacia las constelaciones
se convertirá en el oso mayor
le obsequian un bouquet de olorosas flores
él se precipita sobre la prolongación de un beso
lo parte en dos
instala el siguiente letrero
se venden versos del siglo XX y principios del XXI
informes aquí
lo dicho ni una palabra a nadie
de cuanto has leído
es un secreto profesional.
Era simpática, no se si hasta hoy
aunque pasaba de los treinta
el tiempo no se había preocupada de desmejorarla:
ágil complaciente
dispuesta a reconstruir las doce estaciones
en la cama y en pleno marzo
pero como las buenas se mueren o se van
ella decidió lo segundo
cierto día
no amaneciendo aún
cuando hablábamos del sol y de la luna
de música para el corazón
se presentó ante nosotros jehová
envuelto en una inmensa nube
abrió sus profundos ojos y dijo:
¿debajo de qué árbol estaban pecando?
de un corpulento guabo
¿no les he dicho repetidas ocasiones
que el domingo se hizo para descansar?
deberías estar en el templo
entonando himnos y alabanzas
piedad señor
no descargues sobre esta alma pecadora
tu justa furia
te prometo no ofenderte más
¡calla perversa!
llévenla otra vez al foso de los leones
los felinos al ver a la escultural susana
detuvieron la furia
la colmaron de atenciones
y uno de ellos le propuso matrimonio.
Jehová miraba lleno de envidia
el desarrollo de la luna de miel.
Esta que ves aquí de andar ligero
ojos vivaces tal vez como la nieve
desenvuelta y tan dueña de sí misma
esta –digo- vio el alba por vez primera
el día vigésimo de la pascua florida
En un sobrio castillo de los Alpes.
Recibió el sacramento del bautizo
en la gran fiesta de navidad
apadrinárosla el conde-duque de Vadim
y la marquesita de Aviñón.
Muy pronto convirtióse en legítima heredera
Condesa Brigitte le llamaron
para hacerle la entrega del vasallaje de Tierrángida
protegida por nuestro rey Alfonso el Continuo
omnímoda propietaria de lo conquistable
en víspera de contraer terceras nupcias
con el joven príncipe de Astracán y Villahermosa
es de esperarse
que el altísimo derrame copiosas bendiciones
y la noble unión fragüe la felicidad
tantas veces buscada.
CIERTO TUFILLO PLEBEYO
Hoy es un día lluvioso para los que se ajetrean
tratando de cubrirse y lamentar que una gota más
podría causar un serio disgusto en el ánimo de nuestro rey
fue cuando los paladares de las campanas alborotaban
regando altisonancia en la durmiente ciudad.
Creímos que había llegado santa claus
pero la guillotina no estaba precisamente para afeitarse
quedando así cumplidos y sellados sus designios
¿tendría tiempo de arrepentirse?
¿y las caballerías?
quiero decir los dos bandos que cerca del huerto de los olivos
se disputaban el amor de Urganda la desconocida
mientras ella andamiaba en un alto pilar
especulaba acerca de la fugacidad de la vida
a propósito de una mentadas coplas
que las había escuchado en versión latina
realizadas por Milton -encargo de nuestra reina
Margaret (
Escucha que distante arriba cierto tufillo plebeyo
baja hasta el salón de los cristales para tomar un oporto
-de pronto me doy cuenta que a puro galope cruzan la página-
y piensa que esto no es posible
según intuiciones vesperales
la jaqueca matutina no era propiedad de Esculapio
entonces Ficios esculpe A
DE NUESTRA SEÑORA
y perpetúa por primera vez un malestar de corte.
Ya hemos llorado lo suficiente y el muerto no se quiere ir
contratamos a un cochero pero la viuda es la más afectada
para ahuyentar el recuerdo han quemado la piel
de asno con aceite de bacalao
solo así parece estar todo en perfecta calma.
X
Las miradas de los ángeles caerán
sobre los cuerpos arrepentidos.
La oscuridad recostada en la tierra
seducirá a los justos.
Respetables pecadores
pernoctarán
en la memoria del verdugo.
XV
Nos ha quedado la noche
para que pesemos
la miseria de nuestros días
y envidiemos a los árboles
que viejos y deshabitados
aún sostienen el cielo.
Dienstag, 14. November 2006
ENTREVISTA A FERNANDO NIETO CADENA*
Tu poesía empieza a ser conocida durante los años 70, alrededor del trabajo del grupo Sicoseo. Pero eso, en cierta medida, es el resultado de un proceso que se venía dando desde los años 60. En tu caso, cuáles son las fuentes personales, artísticas, ideológicas e intelectuales que estructuran ese proceso que desemboca en Sicoseo. Dentro de ese proceso, qué importancia tuvo y tendrá (luego ya, en Sicoseo, en el FADI –Frente Amplio de Izquierda-, el Frente Cultural) la política, el marxismo, las dictaduras militares y el rol de lo que Gramsci llamaba el intelectual orgánico ¿Y de qué manera tus poemas se ven afectados por esas coyunturas?
Bueno, creo que nuestro comportamiento era más de intelectuales orgásmicos que orgánicos, con un venturoso ingenuo romanticismo presuntamente de intelectual comprometido, a la manera de un siempre mal asimilado Sartre, en espera de tropezarnos con la revolución a la vuelta de la esquina estando muchos de nosotros (ah, los de entonces que ya no bebemos ni escribimos lo mismo) de regreso de donde nunca estuvimos. El candor juvenil, dirían los abuelos. De pronto me vuelvo a encontrar sicoseándome el mate para descubrir a balón pasado cómo la cuestión política se empiernó, con mi trabajo literario.
Desde hace mucho, desde que asumí mi elemental y primitiva condición de poeta (a la manera del fraterno Roque Dalton): algo así como un desescritor de cotidianidades. Mi consigna existencial ha sido que todo tiempo pasado siempre fue peor. Trato de recordar y me encuentro que en realidad quiero saber si existió algo que de manera tan solemne, grave y almidonada respondió al membrete de FADI; como casi todo, una imitación servil de lo que se hacía en otros territorios, en Uruguay concretamente. Lo del Frente Cultural fue una vaina de la gente abrigada por La bufanda del sol, a la que Sicoseo correspondió por aquello de que también los guayacos nos vestimos con las modas de la culta izquierda que oraculizaban el advenimiento triunfal de esos tiempos que el delirante/hilarante (hoy lo sabemos) Bob Dylan proclamó. Y ya hemos visto cómo cambiaron. Eran los tiempos gozosos cuando el Che todavía no era una camiseta de consumo de post adolescente clasemierdero y hasta nos creímos que la palabra, la poesía era un arma de combate, sin percatarnos de la admonición anticipativa de lo dicho por Alberti a través de Serrat: se equivocó la paloma. No porque haya sido un error abrazar el marxismo con sus enseñanzas que no pudimos, no quisimos o no supimos vivirlas más allá de la pose a lo pensador de Rodin.
Eduardo Galeano alguna vez dijo que los asumidos como intelectuales de izquierda por nuestra propia cuenta y vanidad nos convencimos que el pueblo (esa entelequia que nunca comprendimos bien qué denotaba el vocablo) no sólo era mudo (por aquello de prestarle la voz) sino también sordo, ya que nunca escuchó nuestras iluminadas palabras y siguió votando por sus explotadores de ayer, hoy y siempre. Sólo que ese indescifrable pueblo ni era mudo ni era sordo. Sucedió que no servimos para ser la conciencia crítica de nadie porque ni siquiera supimos ser conciencia crítica de nosotros mismos.
Esto resume, supongo, y explica lo que escribí y por qué ahora escribo lo que escribo. Tal vez esto me salvó de caer en el panfleto y me evitó la vergüenza de escribir loas y advenimientos de insurrecciones triunfantes a punta de versos bien intencionados para conmover a los comisarios de turno.
Cada vez que puedo repito lo que el enfebrecido Hölderlin mascullaba en sus repentinos saltos a la cordura, para qué poetas en tiempos de miseria. Todo mi trabajo literario pretende ser más que una respuesta a esa pregunta, una constante indagación para descubrir para qué la poesía en un país como el nuestro, dolarizadamente corrupto, derrotado por la mediocridad. Lo de dolarizado no significa que sólo a partir de la dolarización la clase gobernante-dominante (para usar un viejo memorable estribillo de aquellos edénicos tiempos cuando aspirábamos a ser algo así como los animales puros del aforismo aristotélico) sea corrupta. Siempre lo fue, desde mucho antes de inventarse a nuestro paisito de bolsillo.
…Si de algo presumo y conservo de aquellos fundacionales (je je) tiempos sicoseantes es mi capacidad para seguirme indignando ante los desmierdes del mundo, conservo casi intacta mi capacidad para pelearme y buscarme enemigos por el simple hecho de contradecir la estupidez humana cuando osa tropezar conmigo. Desde mi más temprana edad a eso que llaman inteligencia emocional la mandé al carajo. Y en esto algo o mucho tuvieron que ver los no muy sacros textos marxistas que me convirtieron en la oveja roja de mi familia.
Ya en Sicoseo ¿Cómo se redefinió tu trabajo poético, qué cambió en tu persona privada y artística? ¿Qué valor le das al breve lapso que duró el grupo y, no obstante, dejó algunas cosas expuestas en el tapete?
Más que una redefinición de mi trabajo poético, Sicoseo fue un punto de partida para esclarecer el cómo y por qué de un discurso que trastabillaba sin encontrar una tradición que no sea la complacencia de la mediocridad asfixiante. La fugacidad de Sicoseo sirvió para desolemnizarme y mirar con desconfianza la vocinglería retórica, municipal y espesa de esos tiempos que, supongo, fueron iniciáticos en más de un sentido para quienes intentábamos encontrar una personalidad más allá del provinciano aplauso que se regodeaba con el recuerdo de los tótems nutricios de una ecuatorianidad nunca demostrada su existencia, pero autosatisfecha en su lamentación acomplejada. En realidad me ayudó a faltarle el respeto a los nombres y mitos consagrados y definitorios dentro de eso que ahora la moda llama canon y que no ha sido más que una triste procesión de nichos mortuorios bobaliconamente venerados. De pronto descubrí que no tenía un pasado al cual asirme por lo que debí fabular una tradición fuera de la patriótica histeria historiográfica y encontrar apoyos en literaturas que, después de todo, nunca fueron foráneas si es cierto eso de que la patria de los escritores es el lenguaje. Contradictoriamente tal vez fui -en exceso- cartesiano en lo de la duda metódica, aunque en realidad para mí la consigna precisa nunca fue el cogito ergo sum sino el coito ego sum.
Sospecho que lo más relevante de Sicoseo fue que mantuvimos durante algún tiempo, unos más otros menos, una actitud algo homogénea ante la literatura que, por entonces, fue también una actitud ante la vida. No duró mucho porque la vida es intransigente y se dedicó a cooptarnos, también a unos más y a otros menos, dentro de ese carnaval de vanidades bien administradas que presuntamente es lo que de alguna manera llamamos carrera literaria, la fama y sus oropeles grandilocuentes. Por otra parte Sicoseo me ayudó a autoconvencerme que la única manera de escapar al enmohecimiento literario era escapar del solar nativo para desde lejos asistir a la parodia de país donde nacimos, sumido en un país (aquí donde he decidido quedarme) que como bien se sabe tampoco canta mal las rancheras de la mixtificación social.
* Adaptación realizada para la revista Luz Lateral de los Talleres Literarios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana
Freitag, 10. November 2006
FLORES MUERTAS
Rafael Marcelo Arteaga
Cuando Charles Baudelaire, en 1857, presentó su libro Les Fleurs du Mal, cuyo título maravilloso tiene perfume a canabis y a opio, (alucinógenos de uso común entre los artistas de la época), nadie, a acepción del autor y la editorial quiso hacerse cargo de su presentación: salió simplemente a la venta y luego de tres semanas fueron confiscados todos los ejemplares. Su autor debió pagar una multa de 300 francos, lo mismo la editorial. La sociedad entera se sentía ofendida con el libro y se avergonzaba al encontrarse con el autor en las calles; aún así, lo que fue innoble y depravado, llegó a ser con el tiempo una de las mejores obras que el poeta dejó como legado a la humanidad. Allí está la fascinación ante el dolor, la muerte, la rabia y la sordidez buceando a gritos en las frías tumbas de la moral del siglo XIX.
Qué abismo más grande existe hoy entre la creación y la responsabilidad del autor ante los sucesos y el tiempo en el que le toca vivir. Estamos en una época donde la publicación del manifiesto amiguista es descarado y por tanto insoportable: yo te alabo, tú me alabas.¡Bienvenido al club!
A acepción de algunos nombres que vale la pena rescatar (Abdón Ubidia, Edwin Madrid, Leonardo Valencia, Alfredo Noriega, Ramiro Oviedo (estos últimos en el exilio), los jóvenes escritores del país, no contagiados aún de aquel virus), pregunto, ¿a qué se ha reducido la literatura –y las artes en general- de nuestro medio? A simples quejas, a rebuscamientos intrascendentes, vaguedades y deslices de la lengua sin innovación alguna o propuesta literaria novedosa; y sus autores a cómplices de la situación actual, que no han podido o no quieren tomar una actitud definida y de responsabilidad con el tiempo presente. Son simples fantoches, no siquiera bufones, que luchan entre sí por hacerse dueños de un circo ajeno.
No se trata siquiera de bohemios, anarquistas o degenerados (pero genios) que actúan en contra del algo o alguien, sino de oportunistas que se agitan movidos apenas por el olor de la gloria pasajera, el status; sin luces ni caminos para orientar a las demás generaciones, y que pasarán al olvido, más pronto que tarde, con la satisfacción personal de haber llenado la sala con un libro intrascendente, usando el membrete de una institución que hace mucho perdió la brújula, se alejó de la gente común, de sus objetivos para los que fue creada y se entregó de lleno al sistema imperante.
No hay grandes rompimientos en ellos, no sacrificarán nada por la literatura, sólo cuidarán sus puestos conseguidos luego de jugar tantos años a ser los jóvenes rebeldes, sin aventurarse a ir más allá de lo que pudieron conseguir en sus primeros obras, y cuyas ediciones –con dineros estatales y aprovechando sus cargos, las relaciones con el poder, son cada vez con más frecuentes, aunque limitadas, sólo para alimentar su ego. Quienes un día fueron audaces y revolucionarios, que deslumbraron con su talento literario y espíritu de rebeldía, hoy son árboles secos que no permiten ver la luz ni crecer nueva vegetación bajo sus ramas.
Son las flores de nuestra decadencia, un cadáver más para advertir que todo huele mal, desde las estancias políticas, la familia y los patios traseros de la casa. Cada tiempo tiene sus artistas, igual su público. La presentación del libro Las Partes, del autor Fabián Guerrero, en la sala Demetrio Aguilera, el 29 de octubre, fue una muestra de ello. Y quienes asistimos a la farsa cabemos justo en aquel circo.
El libro de Guerrero es el monólogo de un cadáver en descomposición. No hay idea mala, hay planteamientos con un lenguaje mediocre que no logra desarrollarse, no toma cuerpo, ni velocidad para despegar la nave de la poesía.
Sólo Rimbuad pudo escapar a tiempo de la literatura, sin pedir nada a cambio, sino más bien ignorándola por completo, hasta que el tiempo se encargó de darle su verdadera dimensión a la obra.
Tú, hipócrita lector, mi camarada, mi amigo.