Mittwoch, 4. Mai 2011

OSAMA BIN LADEN: IMAGEN Y REFLEJO


Conservar el cadáver de Bin Laden habría despertado muchas pasiones en el mundo árabe y en la juventud musulmana, para quienes el “príncipe de las tinieblas” es igual al Che Guevara en América Latina. Pero ¿por qué deshacerse rápido del cadáver?
 

Todo fue rápido. El enemigo mortal de Estados Unidos fue rodeado en su mansión por los cuerpos de élite de la marina y después de un cruce de fuego, fue dado de baja. Tomaron su cuerpo, cuatro helicópteros cruzaron el cielo nocturno de Pakistán hasta el portaaviones "USS Carl Vinson; allí realizaron una ceremonia funeral siguiendo las normas islámicas, lavaron el cadáver a bordo y lo arrojaron al mar, sin dejar más evidencias que el recuerdo en nuestras mentes de las Torres Gemelas ardiendo y luego desplomándose, aquel 11 de septiembre del 2001.

Esta es por lo menos la versión del Pentágono. Y quizás no sea la única por algún tiempo.  Hasta aquí la imagen de Bin Laden sale fortalecida y abre –al mismo tiempo- la esperanza en sus seguidores del mundo musulmán de que la muerte no sea sino otra mentira del imperio. ¿Fue un error? El tiempo lo dirá.

Desde hace algunos años el nombre del terrorista más buscado del planeta era el símbolo de la maldad en el inconsciente de los norteamericanos, por lo que el gobierno de Barack Obama discute ahora sobre cómo proyectar la imagen del antiguo enemigo, sin afectar a la suya. Informar a los medios que fue sorprendido durmiendo, o escapando en zapatillas de su mansión sería un retrato hasta cierto punto denigrante para los cuerpos de élite que llevaron a cabo la misión y, por demás, falto de credibilidad. 

¿Cuál debe ser la imagen, entonces,  que el imperio debe lanzar al mundo, a fin de engrandecer su perfil de gran justiciero en el salvaje oeste frente el enemigo número uno del imperio -y no ante a un simple traficante de drogas en la calle?

Barack Obama y su equipo siguieron en vivo la muerte de Osama Bin laden. Foto de Reuters.
 
       "The team departed the scene via helicopter to the USS Carl Vinson in the North Arabian Sea. Aboard the USS Carl Vinson, the burial of bin Laden was done in conformance with Islamic precepts and practices. The deceased's body was washed and then placed in a white sheet. The body was placed in a weighted bag; a military officer read prepared religious remarks, which were translated into Arabic by a native speaker. After the words were complete, the body was placed on a prepared flat board, tipped up, and the deceased body eased into the sea." USA Today 04.05.2011.

Hacer prisionero a Bin Laden y plantear un proceso judicial en su contra habría abierto el camino a nuevas discordias entre occidente con el mundo musulmán. Los norteamericanos habrían tenido que afrontar de nuevo las preguntas si -de acuerdo a sus leyes- tomar prisioneros y mantenerlos en frías mazmorras es legal o no -aunque nada novedoso para ellos-, o realizar misiones secretas en territorios ajenos, con la excusa de combatir el terrorismo en el sitio donde éste se halle; lo que habría significado dar carta abierta para que en el futuro también otras naciones, digamos los comandos especiales chinos, puedan seguir su ejemplo, lanzando sorpresivos ataques militares contra Tíbet, o Mongolia, bajo pretexto de defender sus intereses de internos a tiempo.

Se hubiera desatado luego la polémica sobre si debe ser considerado un criminal o un soldado enemigo; puesto que en el primer tema, un delincuente se ampara bajo los convenios internacionales de justicia común, mientras que en el segundo, el prisionero se acoge a los cánones del Convenio Internacional de Ginebra para situaciones de guerra. Tres comidas diarias. Prisión limpia. Defensa y recibir visitas son requisitos básicos en ambos casos, y a los que habría tenido derecho Bin Laden si hubiera estado preso en EE.UU.

Misión cumplida. Barack Obama felicita a sus colaboradores.
Foto Reuters.

Decidir si un tribunal militar tiene facultad o no para juzgarlo, o seguir un proceso civil, habría tomado mucho trámite, mientras la imagen del terrorista –en prisión- hubiera crecido, hasta crear fuertes presiones internas (la sociedad pidiendo castigo rápido y severo) y externas (desde el mundo árabe). También habría sido un error ocultarlo en Guantánamo (sitio en el que fueron confinados supuestos miembros de Al Qaeda) mientras se decidía el proceso. Varios medios de comunicación habrían abierto sus páginas y extendido sus micrófonos para oírle hablar no sólo de los atentados del 2001, hasta poner en duda la versión oficial sobre los ataques a las Torres Gemelas.

De cualquier modo, la muerte con gas o la silla eléctrica debió ser su condena. Habría sido la justicia de los vencedores.

 Tiempo de ir a descanzar. El enemigo ha muerto; esta es -por lo menos- la versión del imperio. 

Pero no seguiré especulando sobre este asunto; es más, ni siquiera sabemos si él vivía aún cuando los marines atacaron su residencia, ya que desde el 11 de septiembre del 2001, nunca se tuvo pruebas concluyentes de su existencia. En sus videos, que de vez en cuando mostraron los medios, no se sabe si es él, o si se trata de un simple montaje. Si mal no recuerdo, en diciembre del 2001 ya se dijo que murió a causa de una dolencia en los riñones, agravada durante su vida nómada en las montañas de Afganistán. Igual hoy, no hay evidencias de la muerte del terrorista más buscado del planeta, salvo las fotos que congresistas y presidente afirman tener, pero que no las muestran por considerarlas “demasiado crueles”. Qué farsa. Es una noticia más, justo en tiempo de elecciones por el puesto de la Casa Blanca. 
 
Y es que aquí no hay crimen perfecto. Primero se dijo que Bin Laden fue sorprendido en su residencia y luego de combatir cuarenta minutos, se quitó la vida; lo que a mi parecer –pensé de inmediato- ridiculizaba la efectividad del escuadrón de marines entrenados para matar sin compasión y sin sentir remordimiento alguno, apoyados con helicópteros y fuerzas de base, ¡luchando más de media hora contra un hombre rodeado de su mujer e hijos! Lo del suicidio -en vez de ser prisionero-, me dije entonces, fue consecuente con su modo de pensar; al contrario de Saddam Hussein o Noriega, ex aliados del imperio, que no tuvieron la fortaleza de los antiguos guerreros japoneses: fueron hechos cautivos y luego humillados en prisión mientras duraba el proceso.

Una hora más tarde, las mismas autoridades desmienten el informe y aseguran que éste prestó resistencia durante la acción y fue disparado. Las noticias salían del mismo Pentágono. Después comunican que su esposa murió con él porque al acercarse los soldados, Bin Laden usó a ésta como escudo. Al siguiente día cambia el libreto y se la hace “vivir de nuevo", “reconocer” y hasta “certificar” que el hombre tendido en el piso era el líder de Al Qaeda. Suspicacias de algunos periódicos ingleses e italianos, escriben que fue sorprendido durmiendo en medio de su harem.

¿Cuál es la versión definitiva? Eso lo saben el Presidente Obama y su equipo de trabajo. La imagen que EE.UU. quiere proyectar al mundo de Bin Laden, hasta hace poco, su mayor enemigo, puede verse con el tiempo opacado por su reflejo.