Texto de Rafael M. Arteaga
Todos -alguna vez - hemos intentado retener un instante de nuestro viaje en avión.
La juventud te dio el viaje
y estas calles para el vigor de tu edad.
Aquí haces tuyos los horarios del tren,
los héroes del parque,
lleno de flores exóticas en primavera;
a veces, luego del trabajo,
te refugias en el cine huyendo del frío,
mientras llega la hora de visitar a un amigo.
Entregas la juventud
a una ciudad extraña,
aunque nada de volverá contigo,
ni siquiera los hijos
que alimentan tus manos.