Freitag, 30. Juli 2010

21 POETAS ECUATORIANOS EN FIN DE SIGLO


LANZAMIENTO EN PALMA DE MALLORCA: 30 DE JULIO DE 2010



Ramiro Oviedo, Riobamba, 1950
Alfonso Chávez Jara, Villa La Unión, 1956 -1991
Leopoldo Tobar Salazar, San Gabriel, 1956
Alfredo Pérez Bermúdez, Guayaquil, 1956
Eduardo Morán Nuñez, Guayaquil, 1957
Roy Siguenza, Portovelo, 1958
Francisco Torres Dávila, Quito, 1958
Diego Velasco Andrade, Quito, 1958
Pablo Yépez Maldonado, Ibarra, 1958
Fernando Balseca Franco, Guayaquil, 1959
Fernando Iturburu, Guayaquil, 1960
Mario Campaña, Guayaquil 1959
Vicente Robalino, Ibarra 1961
Galo Torres, Cuenca 1962
Marcelo Arteaga, Atuntaqui 1962
Margarita Lasso, Quito 1963
Efraín Espinoza Falconí, Riobamba 1963
Iván Flores, Ibarra 1963
Rubén Molina, Loja 1963
María Fernanda Espinoza, Salamanca 1964
Paco Benavides, San Gabriel 1964 -2004



La ciudad de Palma acogerá el viernes 30 de julio de 2010, a las 19h00, la presentación del libro 21 poetas ecuatorianos en fin de siglo. Este evento, que cuenta con el apoyo del Instituto Ramon Llull, (C de la Protectora, 10 Local 11)además de la intervención institucional contará con la solidaria intervención de dos poetas ecuatorianos radicados en Palma. Se trata de George Perdomo Rodríguez, nacido en Muisne y Dimas Antonio García, nacido en Portoviejo.
En esta ocasión ha sido la fuerza de la palabra la que junta en un solo esfuerzo por la difusión de la literatura ecuatoriana fuera de sus fronteras. El contacto fue por medio de la red, el buscador google ha hecho el resto. Los poetas ecuatorianos residentes en la capital balear se solidarizarán con el evento leyendo y declamando poesías de los autores que contiene el libro. A esta participación también se sumarán otras voces amigas y solidarias, con el mismo propósito. Todo apunta a que superando la incomodidad de un último viernes pre vacacional, el evento cuente con la acogida prevista.

Efraín Espinoza Falconí
Poeta y gestor cultural, Ibiza julio 2010

George Perdomo Rodríguez
 
Nace en Muisne, en la prieta Esmeralda, tierra de los Ortíz, de los Preciados,un final de marzo de 1952,bajo el tarareo del viento y el contoneo de la lluvia como u.na marimba alunada. Quién lo busque, lo de hallar tranquilo mirando las playas del Pacíico bajo un cocotero; esto debió ser su juventud en los encocados, o el salto de caucho de su niñez buscando tesoros vegetales, el ángel de marfìl de la tagua que también debió cogerle en una de sus estampidas al querer volar por encima de él, con sus sueños.Y lo Hizo.Debió hechizarle el lenguaje verde de los guacamayos, la sinfonía desencajada del tucán, las ondulaciones femeninas de la serpiente y el cuchicheo de las gallinetas;algo de lo que las aguas del Quinindé a veces callan,debió enternecerle el mutismo de las iguanas con sus levitas de cuero,y algo que se iba,camino lejos,como un sombrero de toquilla o ábaca, dejábase ir en las inocencias seniles de las tardes.
George dejó su patria en un tiempo que no cura el olvido, un 93, fue el de los elegidos a desterrase; así lo cuentan las olas de Atacames, dejando caer su melancolía en la arena en vértebras efímeras,o la angustia que tiene su isla la tolita que se mueve de aquí o allá y vuela a veces que no se le ve ni el pelo de un manglar,ni la cojera en que anda la danza de los camarones.George se vino a este lado del charco, y aterrizó con todo su hueso en tierras europeas, a un costado del Mediterráneo,en la vieja Italia, la del vientre romano, con sus Venecias de amor, y sus góndolas de cielo; la de la Geoconda, Pizza, la de los Miguel y los Leonardos. 
 
Dimas Antonio
Garcìa Vinces 
Nace el 25 de abril de 1974,en Portoviejo, Manabí. El dibujo fue su primera inclinación artistica, aunque luego se decantó por la poesía oyendo los Chigualos; fábulas de abuelos y leyendas. Su principal inclinación por los versos surgieron por Michael Solar, con quien luego compartió aula en el colegio Olmedo (1991-1992). Antonio Vidas no ha ganado concursos, ni premios literarios, ya que su actitud se basó en la libertad de la creación, en el amor por la bohemia, que fue la actitud que finalmente encontró una vía de expresión en la poesía.

Cursó estudios en la Universidad Técnica de Manabí, UTM, en Literatura y Castellano. Los poetas a quienes admira se nombran entre Hidrovo Velázquez, Peñaherrera, "Chintolo", Ledesma, y como muchos otros ecuatorianos, los inicios con los Decapitados y su alta consideración por Dávila Andrade.

Dimas Antonio se considera él mismo como esa especie de creador ermitaño, que busca en la soledad de su insistencia las herramientas para su creación. " No pertenenecí a ningún grupo literario, nadie me ha tomado en cuenta para ninguna antología, no creo pertenecer a ninguna generación por que nadie me ha catalogado", parece decir cuando se le pregunta por su pasado poético. Y afirma eso sí: " Crecí libre y salvaje amamantado por mis viejos libros y su savia, pero lo que más tengo en mí es el paisaje manabita", sentencia Dimas.

Reside en Palma de Mallorca desde hace 8 años y asegura que en Ecuador verá la luz su primer poemario: "El arpa del ceibo en llamas"



http://k-oz-editorial.blogspot.com/2010/07/poesia-ecuatoriana-en-ultramar.html

Freitag, 23. Juli 2010

14A, window, Cameron Mr.

NZZ ONLINE,  - Die elektronische Publikation aus dem Verlaghaus Neue Zürcher Zeitung AG, Freitag, 23. Juli 2010, 02:42:36 Uhr.

Traducción: Rafael Marcelo Arteaga

 Ahorrar también con la comida: el primer ministro Cameron pidió un hot dog en New York. (Fotografía: Reuters)

El primer ministro británico Cameron viajó a su encuentro con el presidente Obama, no en el jet del gobierno, sino en un avión comercial de línea, como un pasajero normal, ahorrando así a los contribuyentes del reino alrededor de 300.000 libras.


bbu. No tiene sentido hablar de ahorro a sus ciudadanos, sino ello no empieza con el ejemplo, y el nuevo premier de Gran Bretaña está a la altura de aquel lema: en su primer viaje oficial a EE.UU. para visitar la Casa Blanca no subió a un avión gubernamental con honores y solemnidades propias de su rango, sino a una nave comercial de British Airways.

En Business Class

Con esta opción de transporte, Cameron ayudó a ahorrar al estado 300.000 Libras de los contribuyentes británicos, el mismo precio que habría tenido el alquiler de un jet privado o el vuelo de la nave estatal sobre el Atlántico. Y no sólo ello, el premier descartó también viajar en primera clase del B-777, de Heathrow a Washington, y en su lugar estuvo satisfecho con un asiento en clase ejecutiva. Muchos de los pasajeros se sorprendieron al ver a Cameron subir a bordo, indicaron los medios de comunicación británicos. Él afirmó, luego, haber dormido bien y que su asiento fue muy cómodo, tras siete horas de vuelo a los Estados Unidos, citó la agencia.

Los planes de viaje de Cameron, se tradujeron, sin embargo, en un esfuerzo adicional para su personal de seguridad, debido a que cada aparición en público del jefe de gobierno significaba para ellos un riesgo adicional, lo que exige un dispositivo de seguridad más eficiente. Después de aterrizar en el aeropuerto de Washington-Dulles, Cameron fue tratado como un pasajero VIP, lo que es -de acuerdo al status de su boleto, y no tuvo que hacer cola frente al mostrador de inmigración.

Extrañas y animadas reacciones


Sorprendidos y a la vez encantados, reaccionaron algunos medios de comunicación norteamericanos; al fin de cuentas, el presidente de EE.UU. dispone para su movilización aérea de lo que podría describirse como la última versión del "Air Force One", el jumbo jet B-747, una nave insuperable, capaz de cumplir con todas las expectativas de seguridad. Cameron dijo a una asombrada presentadora de televisión: "Qué lástima. No tenemos un "Air Force One" y no vamos a comprarlo, porque primero debemos tener bajo control nuestro déficit presupuestario”.

En tren a Nueva York

La manera poco convencional de viajar de Cameron se reflejó en otros pasajes durante su visita a EE.UU.: desde Washington, luego de su encuentro con el presidente Obama, partió en tren a Nueva York junto a los funcionarios y periodistas que le acompañan; sin embargo, no es del todo seguro que en esta ruta él hubiera conseguido ahorrar algo a la caja fiscal, pues un boleto en tren de Washington a Nueva York es –de hecho- más caro que muchas de las tarifas aéreas en la misma dirección.


Comentario: Y nuestros revolucionarios gastaron  US$100.000 por día durante el mes de transmisión del mundial de futbol; pero ello no es lo más grave, sino que además el gobierno de las mentes lúcidas y los corazones ardientes compró los derechos exclusivos para Ecuador de la tranmisión satelital y bien sabemos que ello no es pelo de cochino: Honduras pagó US$ 6'500.000;  así, los únicos canales de televisión en Ecuador que transmitieron los partidos fueron los incautados hace dos años a los Isaías, y que nunca se los puso a la venta para recuperar los dineros robados por los banqueros del siglo anterior y, en vez de ello, pasaron al servicio (otro robo a los ecuatorianos) de la revolución ciudadana, asumiendo el estado su mantenimiento. Y todos fuimos felices con futbol en casa.

Plata es lo que más tenemos los ecuatorianos. Las crisis ocurren en España, en Grecia, en Inglaterra; no aquí. Exportamos 455.000 barriles al día de petróleo. ¿A dónde va ese dinero? ¿Quién lo administra? ¿Cómo se gasta? Nuestros rebeldes -hasta tanto- pueden seguir profundizando su revolución. Ya dijo Participación Ciudadana: cada desplazamiento de nuestro gobierno y su gabinete itinerante (¿se llamará así porque los ministros cambian a cada rato?) a los sectores olvidados de la nación tiene un valor de 92,500 dólaritos.  Suena como centavitos, porque somos un país rico. Traslado de gente, ministros y sus secretarias, asesores, cuerpos policiales, militares, hoteles, comidas, las cadenas de radio, bandas de pueblo, etc. Pero hablamos de ir a Yantzatza, a Río Verde, a Balsas, y no de los 34 viajes al extranjero de nuestro presidente y su comitiva...

¡Momento! -Me interrumpió eufórico un poetita que viajó en la cola del avión a Rusia el año pasado: -Los 83 restantes eran empresarios que fueron a Moscú a vender sus productos.

-Vaya, le pregunté, al verlo sulfúrico: ¿Y qué productos? Banano, flores, camarones...es más barato para ellos comprar desde Centroamérica, el norte de África y qué mejor desde Asia: Filipinas, Tailandia. Inventate otra historia, le dije. La pregunta sana es: ¿Quién pagó tu viaje y de quién estás comiendo sabroso?  Hipócrita poeta, mi camarada, mi amigo!  

Nunca me contestó y tampoco perdimos la amistad; al contrario, sigue viajando. El año pasado recibió una medalla de manos del presidente de la nación, en tremenda ceremonia, después de gritar toda su vida -hasta perder la voz- contra el neoliberalismo!

Freitag, 16. Juli 2010

ALONE IN SOLO (INDONESIA)




Solo, a city in central Indonesia, hosted me for ten days. And there without foreigners who speak English, without bars, beers, because it prohibits the Koran, although full of mosques, whose bells awaken the people to pray at 03:00 in the morning, then at 06:00, at noon and so until midnight. In the hotel where I stayed I heard this song many times.

Today, full of nostalgia, I opened youtube to find out who sing. I do not understand indonesian lenguage, but as most of young people there, I like it. I heard it the first time in Bali, where 99% of population is Hindu, then in Maliboro, where most of the people are Muslims, and in Jakarta: music has no religion, distance or borders. And in my bed while I read with enthusiasm my travel books and worked this poem, I enjoyed this song again. Can someone help me with an English translation of the song?



Hoy acepté que el mundo no acaba sin mí.

Soy la flor de un bosque de cemento
que se marchita al borde de la autovía,
soy un pájaro de fuego bajo la lluvia
que no maldice y acepta su instante,
cuando otros no llegaron ni a fecundar el óvulo.


Soy el brote de hierba que el jardinero
cortará a tiempo para evitar
que sus ramas sepulten la casa.
Soy el extranjero, al que vemos sus ojos
pero nunca entramos en su corazón,
y aunque no vuelva a asomar en nuestro camino,
sabemos que a su paso él alteró
para siempre la armonía de nuestras vidas,


como aquello que ignoramos
y está cerca y –al mismo tiempo- lejos de nosotros,
como aquello que nos mueve a emprender el viaje
y nos recibe de nuevo en sus brazos
cuando volvemos tristes -a veces-
igual que un perro apaleado en el camino,
o con la sonrisa en los labios;


como el cuerpo de una abeja flotando en el río bajo la tormenta,
como las semillas que no caerán a tierra
y acabarán su existencia envidiando el gozo de llegar a ser árboles,
como las hojas llevadas por el viento, los roedores
que se esfuerzan –igual que nosotros- y luchan
en el fango o en las alcantarillas del barrio
por su derecho a existir;


porque todo ello alimenta mi corazón
y ayuda a que la vida se multiplique y triunfe
sobre esos días grises y llenos de neblina.


Tomado del libro: Viajes, de Rafael Marcelo Arteaga, primera edición 2007

Freitag, 9. Juli 2010

¡Otra vez una final sin Argentina!



Parecía imposible. Pensabamos que Argentina y Brazil irían más lejos. Messi, Kaká (es un nombre, no un verbo, tuve que explicar a mi amigo tailandés Moon), Robinio y una constelación de estrellas, casi intocables para los mortales; pero los partidos se juegan en la cancha y allí ganan los mejores. Goles son amores y el que no los hace, los ve hacer.

La semana pasada, cuando leí en los principales noticieros de Latinoamérica: FINAL DE LA COPA AMÉRICA EN SUDAFRICA, me di cuenta que los habitantes de esta región padecemos de idéntico mal: nos ponemos eufóricos con el primer destello, mientras el final aún asoma muy distante. ¡Y yo creí aque éste era un mal ecuatoriano apenas! Y no perdieron Argentina o Brazil ante equipos con capacidades físicas y mentales superiores: fueron víctimas de sus propios errores y de una estratégia que al final fue superior de parte de holandeses -y alemanes, los verdugos de Maradona.

Los jugadores se entregaron por completo en la cancha, sudaron la camiseta y luego del partido fue humano ver a Messi llorando en brazos del estratega la temprana eliminación. Igual los brasileros. Los astros del futbol necesitaban un baño de humildad y lo tuvieron. Pisaron otra vez el suelo y en adelante ganará el deporte.  

Samstag, 3. Juli 2010

Origen de la democracia en la antigua Atenas


Por Rafael M. Arteaga.


 
 Cuando leemos FEDRO O DE LA BELLEZA, y vemos a Sócrates junto a su amante, sentados a la sombra de los platanales, con los pies en las aguas transparentes del río Ilisio, discutiendo apasionados sobre el objeto del amor y de la belleza; mientras en EL BANQUETE, Platón nos muestra a Sócrates con sus discípulos recostados en sus mecedoras, al calor de los vinos y el placer de la comida, rodeado de esclavos y bailarinas con cítaras en sus manos, dialogando sobre el origen y esencia del amor, parecería que la nación ateniense alcanzó un alto nivel de desarrollo social y económico,  que permitió a sus habitantes dedicarse a discusiones trascendentales, propias de espíritus inquietos y de barrigas llenas; sin embargo, aquella visión paradisiaca no habría sido posible si detrás de ellos no hubiera existido otro sector social que les proporcionaba un sustento económico: los pobres, con todas sus manifestaciones: mendicidad, prostitución, ignorancia.

 “La democracia fue y es un invento de las clases poderosas para acceder y mantenerse en el poder” -dijo el economista Juan Rodríguez en la Universidad de San Marcos, Lima. Y añadió: “Es un sistema perverso que ha vuelto poderosas a las clases dominantes, que vive y se fortalece con la ignorancia de las masas”.

Que el contenido de sus palabras no fue un pedazo de vidrio que podría lastimar a los defensores de la democracia, estuvo claro para los asistentes a la conferencia; pero mientras revisábamos el origen de la democracia en Atenas, encontramos que muchas escenas de entonces se repetían en nuestros tiempos y países, con los mismos errores, ¡2500 años después!    

 La democracia, tal y como la vivimos y la entendemos hoy en el mundo occidental- tuvo sus orígenes en la antigua Atenas a finales del siglo VII AC., tras la aparición de un nuevo sector económico, (cuyas fortunas crecieron con el libre comercio entre las ciudades e islas del mediterráneo: acumulación e intercambio de metales, tejidos, maderas, granos secos, especias), que reclamaba su espacio frente al poder absoluto del rey, en la administración de justicia y la creación de leyes que demandaba el crecimiento de la ciudad-estado. ¿Cómo acceder a él? Se preguntaba la naciente oligarquía de entonces y pronto se dio cuenta de que la insatisfacción de los hombres libres de la ciudad y de los campesinos radicaba en que ambos sectores no eran dueños de nada, ni siquiera de sus vidas, porque las tierras y los medios de producción pertenecían al rey y a los nobles que rodeaban a éste.

Los nuevos ricos llamaron a los sectores marginados a sublevarse contra el poder constituido de la monarquía a cambio de repartir las tierras, de disminuir las cargas tributarias, de darles el estatuto de ciudadanos (a los hombres mayores de 21 años, de origen ateniense), y de crear una Asamblea del Pueblo donde ellos puedan participar en la creación de leyes que requería el nuevo estado. Las ofertas surtieron efecto y las masas ayudaron a subir a
Solón (594 a.C.) y su grupo al frente del gobierno; una vez allí, uno de sus primeros mandatos fue asumir la ciudad el negocio de la prostitución; a partir de entonces, miles de esclavas, mujeres libres y extranjeras aportaron con sus cuerpos grandes ingresos a la caja fiscal. Introdujo la moneda y ofreció grandes beneficios a los extranjeros ricos que quisieran invertir en Atenas, sentando las bases del sistema socioeconómico de carácter comercial y cuyos recursos obtenidos -vía impuestos- se destinó a la importación de cereales para alimentar a la población a través de subsidios. Anuló la esclavitud por deudas y prohibió el préstamo que llevara a ello -con carácter retroactivo; fraccionó los latifundios; prohibió exportar productos agrícolas, excepto el aceite, para proteger el consumo interno, y dividió la población en cuatro grupos, de acuerdo a su nivel de ingresos (pentakosiomedimnoi, hippies, zeugitai y thetes). 



 La introducción de la moneda trajo consigo la acumulación de capitales. 
Los nobles, entonces, comienzan a especular con la moneda, acumulan capitales e invierten en empresas antes imposibles, como crear talleres, ejércitos y cuerpos de seguridad, explotar minas, equipar flotas para buscar nuevos mercados en las costas del Mediterráneo, del Mar Negro, al interior de Europa y Asia. El campo, siguiendo la ley de acumulación de capitales, es abandonado por sus habitantes, obligados a vivir ahora en la ciudad.


Pero los resultados de sus decretos tardaron en surtir efecto, o se cumplieron a medias y los sectores más pobres mostraron su descontento de nuevo en las calles, lo que fue bien capitalizado por Pisistrato, primo y rival político de Solón, miembros ambos de la aristocracia ateniense, para asumir el gobierno de la nación: buscó y logró el apoyo de la ciudad, sin ofrecer a cambio más que gobernar con moderación y benevolencia. Embelleció la ciudad con templos como los de Zeus Olímpico y de Apolo, hizo construir caminos, un acueducto, nuevos mercados junto al Ágora; dio facilidades para el comercio y la industria, lo que generó trabajo y bienestar en la población -que lo aceptó declararse tirano, inclusive; aunque sin olvidar aquella ley impuesta por Solón, la misma que permitía a los ciudadanos elegir y ser elegidos para los diferentes cargos y magistraturas de la ciudad -de acuerdo al nivel de sus fortunas.


Los nobles seguían en pugna tras las riendas del gobierno y nada mejor que aprovechar los errores de las tiranías de Hipias e Hiparco, (hijos de Pisistratus). Clistenes, al finalizar el siglo VI, consiguió el apoyo de la población para destituir a los tiranos y, una vez en el poder, abrió nuevas rutas comerciales en el Mediterráneo, las inversiones de los extranjeros aumentaron, lo que genero empleo en la ciudad que, por entonces, estaba llena de prostitutas, mendigos, migrantes y mercenarios al servicio de ejércitos y sátrapas que podían pagar por sus servicios. Ya no era necesario tener una fortuna para ser magistrado. Amplió de 8 a 10 las tribus del Ática, logrando calmar los ánimos de aquellos sectores que se sentían marginados y provocaban continuas rebeliones en Atenas. Introdujo la igualdad de derecho a la palabra para los ricos y los pobres en la Ekklêsia. Aumentó el Bule (o consejo de vigilancia de la ciudad) a 500 miembros, se reguló la ciudadanía, y se dio un paso adelante en la construcción de la democracia: los sectores económicos fuertes de entonces (unidos ante un mismo objetivo) aceptaron que la asamblea tenga la capacidad de elegir dignidades (que hasta entonces estaba en manos del Areópago, organismo constituido por nueve miembros de la aristocracia y oligarquía ¡designados justo por la asamblea!) y de pedir cuentas a los magistrados al terminar sus gestiones. Este es el punto más importante, desde mi opinión, conseguido por los ciudadanos hasta entonces.


La evolución política de Atenas se vio interrumpida a principios del siglo V a.C. por las amenazas del Imperio Persa. Los ejércitos de las ciudades-estados debieron unirse para hacer frente común durante la Primera Guerra Médica (victoria para los helenos en Maratón 490 a.C.), la Segunda Guerra Médica (480-479 a.C. (derrota griega en las Termopilas y victorias en Salamina y Micala). Los conflictos bélicos, sin embargo, provocó un inusitado renacimiento cultural y económico del mundo jonio; potenció los cultos griegos frente a los orientales, especialmente aquéllos relacionados con Atenas -principal potencia vencedora de la guerra; aceleró el crecimiento económico-comercial de la ciudad ligado a su expansión marítima y, además, puso las bases para la formación de bloques griegos opuestos en torno a Atenas (Liga Ático-Délica vinculada a sistemas democráticos) y Esparta (Liga del Peloponeso -defensora de sistemas aristocráticos).

Los ofrecimientos de los clanes económicos en el gobierno, sin embargo, tardaban mucho en concretarse, -incluso siglos, como abolir la esclavitud a causa de deudas, y que eran muchos los afectados, debiendo el estado asumir tales compromisos a fin de calmar los ánimos de la población; o la repartición de tierras productivas en manos de las clases sociales altas, o elegir y ser elegido sin que la fortuna personal sea un requisito. La democracia fue tomando forma paso a paso y ello se debió al nivel de participación cada vez más activa de los ciudadanos, aunque los sectores acomodados de Atenas no iban a permitir que las riendas del poder la manipulen a su antojo quienes no pertenecían al privilegiado club; al fin de cuentas, los continuos brotes de inestabilidad social durante aquellos tiempos no solo era fruto del descontento de su población con los gobernantes de turno, sino también que fueron provocados y manipulados por éstos en los sectores marginados de la sociedad, que eran mayoría en Atenas. Fueron conflictos de intereses económicos entre los dueños de las mejores tierras cultivables y capaces de mantener un ejército para cobrar tributos, hacer respetar sus derechos e imponer leyes -a través de sobornos en la asamblea- y los nuevos ricos que vieron crecer sus fortunas importando trigo, cebada, tratando con minerales preciosos (la plata, que abundaba en las minas del Ático, -pertenecientes a la aristocracia y que los comerciantes la debieron adquirir a ésta para llevarla a otros puertos en las costas del Mediterráneo y recibir a cambio oro persa para halagar a sus dioses en los templos, el bronce utilizado en la fabricación de armamento; o exportaban vinos, baratijas y traían piedras preciosas.

Los nobles debieron compartir con la oligarquía las magistraturas y cargos públicos -donde se impartía las leyes e implementaban otras (casi siempre a su favor, aunque vistas desde afuera parecieran éstas defender los intereses de la mayoría de población, en especial de los menos fuertes). Y en ese proceso de acoplamiento de fuerzas, que tomo varios siglos, ambos grupos debieron ser cada vez "más generosos" en favor de la democracia; aunque no lo suficiente como para poner en riesgo sus fortunas y nivel de influencia en los nuevos gobiernos, por más radicales que éstos pudieran asomar en contra de un sistema político y económico desgastado.

Cuando leemos en los libros sobre la construcción de la democracia en la antigua Grecia, parecería que el pueblo estaba feliz con participar en las asambleas populares, con elegir y ejercer una magistratura, escribiendo así inolvidables páginas de civismo en favor de una causa. Nada más alejado de la verdad, porque las clases dominantes de entonces -y de nuestros tiempos, usaron a las masas en sus conflictos internos por hacerse con el gobierno, algunos por vanidad, muchos por convicciones políticas definidas, y otros al sentir amenazada la supervivencia de sus clanes y negocios; por ello, antes de organizar cualquier levantamiento analizaban primero los errores del rey o tirano de turno y ofrecían al pueblo un gobierno diferente, más algunas migajas de sus mesas, como entregar tierras a los campesinos, o permitirles ingresar a las asambleas con voz y voto, (Clistenes, al enterarse que la invasión de los espartanos a Atenas era inminente, lo que debió afectar sus posesiones y negocios, educado como fue en las mejores ciencias de su época, sobre todo en oratoria, congregó a los ciudadanos al Ágora y allí les ofreció compartir el poder por igual, aboliendo los estatus económicos).

¿Por qué, entonces, durante la era que precedió a la Edad de Oro de la civilización griega, el puerto del Ático estaba lleno de mendigos -con el título de ciudadanos- que morían de hambre en los pórticos de sus dioses, de prostitutas y muchachitos dedicados a tal oficio a cambio de comida? ¿Dónde estaban las trampas de la democracia para que ello fuese así y no la nación perfecta que todos leemos con entusiasmo durante nuestras épocas de formación académica? Simple, en las mismas leyes y disposiciones que los ciudadanos -alegres por ser tomados en cuenta- aprobaban en la asamblea alzando la mano y por mayoría simple. He aquí algunos ejemplos: cuando Clistenes abolió la ley de Solón, la misma que facultaba a los ciudadanos a elegir y ser elegidos de acuerdo al nivel de sus fortunas, se podría argumentar que ello fue una decisión sublime en el sendero de la democracia. Los ciudadanos de entonces apoyaron cualquier proyecto presentado por él a la Asamblea; sin embargo, para ser elegidos magistrados, consejeros, estrategas y más funcionarios del estado, la ley decía que ello dependerá también del nivel de educación de los candidatos. Ello debió y debe, por cierto, ser así. Al pueblo no le importo esta parte de la ley y permitió a Clistenes y los grupos de poder -contrarios o alrededor suyo- seguir manteniendo su estatus, porque ellos eran los únicos que podían pagar preceptores extranjeros (eran las mentes más lucidas de aquellas épocas) para educar a sus hijos; éstos, miembros de una élite social llena de privilegios, entablaban largas discusiones sobre filosofía, teatro, leyes en el Gimnasio, en el Areópago, o en banquetes organizados para honrar a los dioses -y que terminaban en orgias, tal los sofistas, Sócrates, Platón, sus jóvenes discípulos -y amantes a la vez. Era el único sector que tuvo la barriga llena y grandes fortunas que permitió a sus miembros escribir tragedia, comedia, participar  en los festivales de poesía. Pagaban su armamento, cascos y armaduras de bronce; recibían instrucción militar y preparaban sus cuerpos para la lucha libre, las carreras de caballos; mientras los sectores pobres no tenían siquiera el privilegio de engrandecer sus nombres a través del fiero combate. 



El templo de Delfos, ubicado en el centro de Grecia


Cuando la Asamblea se reunía, ningún ciudadano sin privilegios económicos y meritos intelectuales era elegido para dignidad alguna; aunque no por ello perdió el derecho a la palabra y a presentar propuestas a favor de su tribu de origen. Un campesino difícilmente pudo descuidar las duras labores del campo, su única fuente de sobrevivencia, para asistir a las reuniones del Bule, de la asamblea popular que se realizaba en la mañana, antes de que el sol se vuelva insoportable, tres a cuatro días por semana, durante un mes griego, -al principio; luego dos y tres meses al año (¡otra trampa!). La mayor parte de los habitantes no sabía leer ni escribir. Muchos tuvieron actividades más importantes en sus vidas, como atender sus negocios; otros estaban en mora con los impuestos de la ciudad, (la ley decía que, en este caso, al infractor se le suspendían sus derechos ciudadanos hasta la cancelación de la deuda, la misma que usualmente heredaban los hijos). La oratoria era uno de los primeros requisitos para ser elegido magistrado. La oratoria es el don -como dice Sócrates en sus Diálogos con Fredo- de llevar el alma a través de la palabra, para -entre múltiples usos- discutir, ahondar desde varias esquinas y convencer a los miembros de la asamblea de las bondades de una nueva ley; y por ello, las magistraturas y el gobierno quedaban otra vez en manos de las capas de arriba.

La repartición de tierras -en manos de los nobles- se dio cuando los habitantes del Ática fueron tantos que las pequeñas parcelas no pudieron satisfacer las demandas de alimentación de las diez tribus en que dividió Clistenes Atenas, por lo que muchos habitantes emprendieron de nuevo el camino de la migración hacia otras regiones como Córcega, Calabria, las ciudades ubicadas en los deltas del Nilo, en las grandes ciudades de Persia -donde fueron mercenarios o abrieron sus negocios; en tanto sus familiares en Atenas debieron pagar nuevos tributos al obtener el título de propietarios de tierras. ¿A dónde iban tales dineros? ¡A las arcas del estado, donde sus magistrados
y administradores eran los nobles que repartieron las tierras, pero no las aptas para los cultivos, que eran escasas, sino los lugares rocosos y secos, donde crecían pequeños arbustos apenas! Debieron pasar algunas décadas más, surgir otras condiciones geoeconómicas para avanzar en la construcción de las bases del estado y de la democracia en Atenas

En el 466 A.C., los demócratas creyeron que había llegado el tiempo de hacerse con el Areópago, institución conformada por rivales de la oligarquía. Encabezados por Efialtes, un noble con grandes negocios dedicados a la importación de cebada y dueño de minas de oro en Calcedonia, emplazó a los ciudadanos a rebelarse contra el gobierno de los conservadores -que estaban más de una década en el poder. Convocó a una asamblea popular y pide en el pleno la rendición de cuentas de los miembros del Areópago, acusado entonces de actos de corrupción. Uno tras otro, los nueve miembros de dicha magistratura -bastión de la aristocracia- desfilan ante los ciudadanos informando sobre sus labores. Los campesinos escuchan -no sé si con atención las exposiciones. Efialtes tomó después la palabra. Era el mejor orador de su generación. Argumentando que las cuentas fiscales no estaban claras, pidió la renuncia de todos los miembros de tal institución. Los ciudadanos estuvieron de acuerdo con la iniciativa, pero antes de alzar sus brazos, quisieron saber qué obtendrían a cambio. El partido demócrata ofreció subsidios al precio de los cereales y bajos tributos a los propietarios de tierras: las magistraturas y cargos del gobierno de Atenas fueron entregadas de nuevo a la oligarquía; mas, cuando la multitud se alistaba a abandonar el Ágora, pidió la palabra un hombre sencillo -que debió saber de qué se trataba esto en el fondo, (Sócrates no lo menciona en la Constitución de los atenienses. Plutarco, en Vidas Paralelas dice que era "un campesino de nombre Fridias") y exhortó a la asamblea a limitar de una vez los excesivos poderes del Areópago, ofrecimiento de Clistenes siglo y medio atrás. La propuesta provoco la euforia y aceptación inmediata del pueblo que, luego de acalorados discursos y maratónicas sesiones pasó a convertirse éste en un organismo sin poder de decisión y reducido a juzgar los crímenes en la ciudad. 

Este fue un punto importante en la evolución de la democracia, porque al carecer de atribuciones importantes el Areópago, la Asamblea comenzó a discutir la creación de otros organismos del estado, como la justicia, lo militar, la tesorería, que en adelante podían deliberar entre sí, pero de ningún modo ir contra los grandes intereses de la nación. En cuanto a los clanes económicos de Atenas, si bien estos perdieron un bastión donde manipulaban a voluntad las riendas y dirección del gobierno, en adelante, ambas facciones -demócratas y conservadores- debieron aprender a consensuar, a ser tolerantes con la oposición, a cabildear entre ellos, a medir fuerzas y alternar en el gobierno. El camino para el surgimiento de la Edad de Oro estaba listo.





 "The Death of Socrates" by Jacques-Louis David (1787)

Un año después de tales resoluciones, 461 a.C., Efialtes fue asesinado por miembros de su partido y en su reemplazo la Asamblea designo a Pericles, otro de los hombres más ricos de entonces, para tomar las riendas del gobierno. El fue un Amante del teatro, costeó el montaje y representación de Los persas, de Esquilo. Rodeado de las mentes más lucidas de entonces, Fidias, Aristófanes, Anaxagoras, Sófocles, Eurípides, Heródoto, el historiador, convirtió a Atenas en centro del pensamiento y de la creación del mundo occidental de entonces. El comercio se volvió dinámico, las construcciones en la ciudad se multiplicaron, muchos griegos del extranjero regresaron para inyectar capitales con sus empresas, las ciudades vecinas -a acepción de Esparta, fueron sometidas bajo su control y ello trajo consigo nuevos ingresos tributarios, la escritura de la primera Constitución en la Asamblea avanzaba de modo rápido. Las fuentes de trabajo -sobre todo en el ejercito- se multiplicaron y pareciera que ello marcaba el origen de la nación perfecta, que pronto, después de inundar las ciudades vecinas con sus productos, fruto del crecimiento y fortaleza de las empresas y negocios atenienses, se hizo imprescindible lanzarse a la conquista de nuevos mercados; solo que al frente estaba Persia, el reino que por aquellas épocas alcanzó el mismo esplendor económico de los helenos, y ambos vendrían a enfrascarse en un conflicto armado que duro más de un siglo, hasta que las rutas del mediterráneo quedaron abiertas para  los griegos.