Spanish free version by Rafael M. Arteaga
tal vez lo ignores, pero yo soy un poeta. tú puedes verme
cualquier
día en el salón, medio borracho,
junto a
la ruleta, cerrando apuestas directas.
déjame
decirte que allí hay ciertas mujeres caminando
en la
dirección que va el dinero, y a veces, cuando miras
a todas
esas putas, esas de cien dólares,
piensas
si la naturaleza no te está jugando una broma
al
mostrar tanto seno y cadera en una misma
hembra,
y tú miras, observas
y miras
y no puedes creer que haya mujeres
como ella,
cuando hay otras simples y comunes
con las
que tú quisieras hacer algo más
como demoler
pinturas o dar al traste con los álbumes de Beethoven
a
espaldas de John; de cualquier modo, la ronda
se
acaba y los sueños de los niños grandes también
los no
profesionales, los productores, los camarógrafos,
los
amantes de María, el vendedor de pieles, los dueños
de sí
mismo, y Sant Louie entra al juego esta vez:
la
rueda partió cuando él estaba cerca;
la
siguió con su cabeza baja, y era parsimoniosa y horrible,
35 a 1,
yo puse un 10 más abajo.
la
rueda echó a girar de nuevo,
pasó
por la cerca donde él estaba solo,
anduvo
cuatro veces seguidas
giró
por la
valla malla exterior
viajando
dos millas
en una
hasta
que acertó de modo loco e infernal
-aunque
aún tenía fuerza,
y la
más rubia del salón,
toda
pechos y nalgas, fue
conmigo
hasta la ventana de pagos.
aquella
noche yo no la pude destrozar
aunque
mi cachorro disparó saetas
que
fueron a dar en la pared de la habitación.
después
asomó ella en bata de dormir
tomando
un Old Grants
y me
dijo
qué
clase de hombre eres que vives
en una
pocilga como ésta.
yo le
dije:
es que
soy poeta.
ella movió
su cabecita hermosa hacia atrás y se puso a reír.
tú…tú…¿eres
un poeta?
eso
creo, contesté yo. eso creo.
yo le
caía bien, aun le caía bien.
y todo
gracias a un caballo loco
que
escribió este poema.
EL ALIEN
from
The Last Night Of The Earth Poems
tal vez no lo creas
pero hay gente que va
por la vida
con sus pequeños
problemas y aflicciones.
se visten bien, duermen bien
viven alegres
con su vida familiar.
son tranquilos
y a menudo
la pasan muy bien.
y cuando mueren
tienen una muerte dulce, casi
siempre
mientras duermen.
tal vez no lo
creas
pero hay
aquel tipo de gente.
yo no soy uno
de ellos.
oh no, yo no soy uno de ellos.
ni siquiera
estoy cerca
de parecerme
a ellos.
pero los hay.
y yo estoy
aquí.
MALOS TIEMPOS EN LA CALLE 3 Y
VERMONT HOTEL
from:
You Get So Alone At Times that It Just Makes Sense
Alabam era una víbora y un salteador
que venía
a mi piso cuando yo estaba
borracho y cada vez que yo
convalecía, él se ocupaba de abollarme
de nuevo.
tú, nauseabundo, le dije un día, te
doy en la madre.
pero él me abolló
de nuevo.
un día lo sorprendí, justo en
el templo,
el retrocedió
y se hizo humo.
yo en cambio
unos días más tarde
me follé a su
novia.
luego bajé y golpeé
su puerta.
mi querido Alabam, acabo de follar
a tu hembra y desde ahora
voy a acosarte hasta el infierno.
el pobre se quedó mirándome,
puso sus manos en el rostro
y empezó a llorar.
yo me quedé junto a él
mirándolo apenas.
y así lo dejé
hasta volver a mi habitación.
los dos éramos un tanto locos, sin
empleo,
y todo lo que teníamos era el uno al
otro.
y desde entonces mi casi hembra iba
de
bar en bar, y hasta dejé de verle
por algunos días.
yo tenía los restos de una botella
de oporto.
la abrí y fui a la habitación
de Alabam.
ey, rebelde, qué tal
un trago? –le pregunté.
él me miró sorprendido, se incorporó
y fue por dos vasos.
AQUELLAS MUCHACHAS DE AYER
from: You Get So Alone At Times that It Just MAkes Sense
Irene y Luisa
fueron las jóvenes más hermosas
del colegio.
ambas hermanas,
Irene un año mayor, más esbelta
aunque difícil de elegir
entre las dos;
pues no solo que eran hermosas
sino también endiabladamente divinas
tan divinas,
que los muchachos se mantenían lejos,
temblando frente a su belleza;
y hasta eran más agradables
que las otras,
tal vez por llevar algo diferente
que las demás.
ellas vestían de cuello alto a
menudo,
medias de seda
blusas
faldas
nuevas salidas
cada vez;
hasta
que un día
mi socio Baldy y yo las seguimos
desde la escuela a su casa.
mira que ambos éramos una especie
de muchachos malos de la calle,
más o menos
y algo más:
caminábamos diez o doce pies tras
ellas
sin decir nada,
mirando apenas
su voluptuoso
vaivén,
el equilibrio de
sus caderas.
fue hermoso
ir tras ellas
de la escuela al hogar
cada día.
y cuando ellas entraban a casa,
nosotros permanecíamos en la calzada
fumando y bromeando.
“algún día”, le dije a Baldy,
“ellas van a invitarnos a entrar allí
y acabarán con nosotros”.
-¿en serio?
-¡seguro!
hoy
50 años más tarde
confieso que nunca lo hicieron.
-no me interesa todas esas historias
que dijimos a los muchachos;
sí, es un sueño que
acompaña tu viaje
entonces
y ahora.
CLASES NOCTURNAS
from Dangling In the Tournefortia
en las clases del conductor en
estado de embriaguez
ubicado en el capítulo 63
se nos entregó unos lápices amarillos
para comprobar
si habíamos seguido atentos
al instructor.
preguntas como: la mínima condena
para un conductor ebrio reincidente
es:
a) 48 días
b) 6 meses
c) 90 días
junto a otras nueve preguntas.
luego
que el instructor salió del aula
los
estudiantes empezaron a murmurar:
ey, qué
tal la número 5, eso si
es un
golpe duro
¿de qué
hablas?
yo
estimo que son 48 días.
¿estás
seguro?
no,
pero es
lo que
yo escribo.
una
mujer encerró las 3 respuestas
en
todas las preguntas
pese a
que se nos advirtió
que
debíamos elegir una.
durante
el receso, yo bajé
a beber
una lata de cerveza
en el
bar de la calle.
veo a
una puta de negro
en su
paseo de noche.
un auto
se detiene
ella se
acerca y negocia.
la
puerta se abre
y
desaparece.
de
vuelta a clases
los
estudiantes han logrado
conocerse
entre sí.
no son
más que un grupo
de
borrachos sin importancia.
los
observo sentados
en un
bar
y
recuerdo
por qué
comencé
a beber
solo.
la
clase inicia otra vez.
y es apenas para saber que yo soy
el
único que acertó
el 100
por ciento del test.
me reclino
en mi silla
sin
quitarme las gafas oscuras:
yo soy
el intelectual
de la
clase.
UN DÍA MÁS
from: Love is a Mad Dog from Hell
oír el enfermizo blues
e ir al restaurante a comer.
te sientas a la mesa.
la camarera te sonríe.
es pequeña y gorda. sus nalgas
demasiado grandes
pero irradia bondad y simpatía.
vive con sus tres meses y un chulo
que no agoniza del todo.
o.k. toma tu 15 por ciento de
propina.
tú ordenas un sánduche de pavo
y cerveza.
el hombre de la mesa del frente
tiene ojos azules y aguados
y una cabeza grande como la de un elefante.
unas mesas más al frente hay tres
hombres
con sus cabezas pequeñitas
y sus cuellos largos
como los avestruces
hablando bajito del desarrollo
nacional
y preguntas, ¿por qué insisto en
venir acá
cuando está cerca la melancolía?
la camarera viene con el sánduche
y pregunta si quieres
algo más.
tú le dices
no, no, todo está bien.
y entonces alguien detrás de ti se
ríe.
y es una sonrisa gangosa
con vidrios y arena.
tú empiezas a comer.
es algo.
una pequeña, difícil
y prudente acción
igual a componer una balada
para hacer llorar
a una jovencita de 14 años.
pides otra cerveza.
Jesús, mira a aquel tipo
con sus manos hasta las rodillas
y silbando
para colmo.
bien, es tiempo de salir.
toma la factura
deja la propina
y ve a caja.
paga.
toma un palillo de dientes
y llega a la puerta.
ahí está tu auto.
y hay tres hombres con cabezas
y cuellos
semejantes a los de un avestruz
subiendo a otro vehículo
cada cual con su palillo de dientes
y conversando de mujeres.
parten antes que yo.
manejan muy rápido.
supongo porque son los mejores.
hoy es un día insoportablemente
cálido.
hay una primera alerta de smog.
hay pájaros, plantas muertas
o agonizando.
enciendes el motor.
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