Del Tages-Anzeiger, de la serie Metrópolis del Siglo XXI
Traducción: Rafael Marcelo Arteaga.
Jóvenes, chic y con
muchas ganas de comprar: Estambul es el barómetro de la floreciente Turquía; la
ciudad en el centro de Oriente y Occidente.
¿Cuántos
habitantes en Estambul son tan ricos, como para desayunar en Asia y almorzar en
Europa? Esta es a menudo la pregunta de los residentes de la metrópoli turca,
la única que se asienta en dos continentes. Estambul, que en épocas pasadas fue
conocida como Bizancio o Constantinopla, fue también capital del Imperio Bizantino
y Otomano.
Nadie
sabe cuántos habitantes tiene la capital no oficial de Turquía. De acuerdo a
informes no comprobados, se estima que entre 15 y 20 millones, y de esta cifra,
más de la mitad son jóvenes menores de 30 años, con una capacidad de compras
cuatro veces más grande a la anterior en los últimos tiempos. “La nueva
generación es muy independiente y está orientada hacia la globalización.” Dice
Monika Schmutz Kirgöz, cónsul de Suiza en Estambul. Y añade: “Aquí ha ocurrido
un milagro económico”.
Sin
embargo, en el 2001 la situación no asomaba tan color de rosas como hoy: el
país estaba sumergido en la peor crisis financiera de los últimas décadas,
igual que Grecia en estos días, y ese mismo año su moneda oficial - la Lira -
cayó en picada al barranco, a diferencia de sus antiguos enemigos los helenos,
cuya política económica está atada a esa camisa de fuerza llamada Euro. Su
entonces ministro de economía, Kemal Dervis, lanzó un paquete de reformas: los
gastos fueron recortados de modo radical, los bancos recapitalizados y las
empresas estatales privatizadas de inmediato; a tal punto que al siguiente periodo
ya se pudo ver resultados. La tasa del 5,3% de crecimiento interno ha sido
constante desde entonces y se espera que para este periodo sea igual.
Las
exportaciones hacen fuerte a Turquía: la rama automotriz, pero también la
industria textil, la electrónica y el turismo, fruto de la inversión externa y
de la seriedad de sus gobernantes para respetar los contratos firmados, creando
miles de plazas de trabajo.
CENTRO
DEL ORIENTE MEDIO
La ciudad
es el sitio de fusión del Este con el Oeste. Donde antes convergieron tres
imperios, hoy es un punto de encuentro internacional. Muchas
empresas foráneas tienen sus asientos europeos o asiáticos a orillas del
Bósforo, y desde Estambul se expanden al Cercano y Oriente Medio, a África del Norte. La ciudad es el
centro de la Región Mena, que en el argot comercial se denomina a las bases de
las transnacionales, desde donde se abre nuevos mercados. Y en ningún otro sitio
se vive esto con más frecuencia que en el aeropuerto Atatürk, donde en cuestión
de minutos se reúne el mundo de los cinco continentes, gracias a Turkish Airlines,
una de las empresas de aviación más exitosas del mundo, con un rápido
crecimiento frente a sus similares europeas, con una flota de 185 naves (70 más
que hace cuatro años) uniendo 218 lugares de modo directo y una constante
búsqueda de nuevos destinos; al punto de hacerla merecedora en el 2010, 2011 y
2012 de los premio Sky Trace, uno de los reconocimientos internacionales más serios
en la rama aérea comercial.
UN
CUADRO DEMOCRATICO
Las
huellas del crecimiento son visibles en la vida diaria. Cada semana abren
nuevos hoteles sus puertas, y la construcción de viviendas y edificios no para.
“Muchos extranjeros vienen a la ciudad”, confirma la representante del gobierno
suizo. “Independiente del estrés automotriz que toda metrópoli causa en la
gente, el nivel de vida aquí es excelente.” Y aun cuando tiene la sensación de que
los límites de crecimiento llegaron a su tope y que podría colapsar, ella sabe
que la ciudad es joven y llena de energía.
En la
lista de las economías más florecientes del planeta, Turquía se halla en el
puesto 17 (de 166 naciones. Ecuador en el 136). Y de acuerdo a la voluntad del
primer ministro Erdoga, hasta el 2023, al cumplirse el siglo del nacimiento de
la república, ésta deberá ser la décima
potencia económica en el mundo. Y para ello la política juega un rol
importante. “Turquía es un país musulmán y democrático, con una antigua y única
constitución. La Primavera Árabe tiene
un modelo a seguir.” Afirma Monika Schmutz.
EL OTRO
LADO DE LA MEDALLA
El boom
en Estambul tiene también su lado opuesto. Muchas viviendas y sectores viejos
del centro son derrumbados y en su lugar se levanta de inmediato grandes edificaciones
de lujo, echando a sus antiguos habitantes a 40 kilómetros de allí, en sitios
estériles, donde no caben sus lazos de vecindad y ello provoque el aumento de los
niveles de delincuencia, como afirman los habitantes del nuevo asentamiento denominado
Bahçe, en el portal Eurasianet.org.
Uno de
ellos es Osman Özdemir, de 52 años, residente en una casa de 12 pisos. En su
antiguo barrio sufrió una vez un incidente apenas -en 14 años-: su hijo fue
asaltado por un motociclista. “Hoy escucho a menudo aquí de robos y asaltos”.
Dice Osman Özdemir. “A la medianoche merodean por el hospital vendedores de heroína”.
Y pese a sus preocupaciones, Estambul - de acuerdo a la ONU - es una de las
ciudades más seguras de Europa.
Dependiendo
de cómo la ciudad afronte su crecimiento, esto podría cambiar de modo rápido.
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