Texto de Rafael M. Arteaga
Khao San Road, sitio de encuentro de los viajeros en Tailandia.
«Estas son mis calles»,
me dice ella, mientras cruzamos
la ciudad en un taxi,
«y yo las amo en su decadencia,
estas son mis palabras
que le temen a la soledad:
en los ojos de los muertos
se posan las moscas,
pero también en los tuyos
si los huesos que alimentas
ignoran el regreso».
«Siempre que llegues aquí,
yo amaré tu cuerpo
con las huellas del tiempo
luego de la destrucción».
Y llenándome de caricias,
susurra a mi oído:
«cumpliré tus fantasías».
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