Por Rafael Marcelo Arteaga
Visión actual del Partenón, antes centro religioso, fortaleza militar y lugar de reunión de los griegos.
Para el siglo V a.C, El Areópago, como vimos en Origen de la democracia en la antigua Atenas, del 3 de Julio del 2010, ya no estaba en poder de las clases dominantes, y para cualquier actividad de interés nacional, éstas debieron pedir autorización a la Ekklêsia. Si nobles y aristócratas alcanzaron un gran nivel de acumulación y expansión de capitales, (la propiedad de la tierra se acumuló otra vez en pocas familias), ¿cómo podían ahora recurrir a la opinión de los ciudadanos para organizar un ejército, lanzarse a la aventura de conquistar nuevos mercados y, aún más: adueñarse de rutas marítimas a fin de poder llevar a otros puertos sus naves y productos? Ellos siempre obtuvieron una respuesta favorable a sus pedidos en el Pleno, y veamos por qué.
Reconstrucción del Ágora, en el centro de la ciudad griega, que servia como lugar de mercado, de reunión y de celebración de asambleas ciudadanas.
A inicios de la democracia, los campesinos de las diez tribus pertenecientes al Bule dormían en los pasillos del Ágora y los miembros de la Ekklêsia, las clases altas, al interior de los templos de los dioses. La incomodidad de los primeros impidió estar presentes de modo continuo en las sesiones; además, durante los debates de un proyecto de ley, no todos los miembros estaban al mismo nivel intelectual para defender y rechazarlo con argumentos; los continuos ofrecimientos –de las clases altas- a cambio de votos, como repartir las tierras de los nobles (no aliados con el gobierno), subsidios a la harina de trigo, permitir el ingreso de ciudadanos pobres al ejército –similar a lo que ocurre hoy en Ecuador-, y pronto los nobles tomaron de nuevo el control de la Asamblea, aunque sin violar los derechos conseguidos por la población. Con el transcurso de los años se resolvió entregar a los ciudadanos medio dracma por día de sesión, a modo de salario, a fin de equilibrar en algo las pérdidas que ellos soportaban al abandonar sus campos y talleres.
Versión moderna de democracia: Asamblea del Pueblo y elecciones directas en Glarus, Suiza.
Durante la construcción de la democracia ateniense, cuyo punto más alto fue la escritura de la primera Constitución, asistir a los debates del Pleno fue obligatorio para todos los ciudadanos -sin importar su nivel económico-, ser miembros del Bule, asumir las funciones encomendadas en las diferentes estancias de control, administración de justicia y reuniones de la Ekklêsia, bajo amenaza de perder sus derechos civiles, hasta caer al nivel de la servidumbre. Y aunque los asuntos tratados allí convenía más a los intereses de las clases dominantes, en franca expansión económica, éstas tampoco podían descuidar sus negocios, lo que motivó la aparición de un grupo de personas que vivía de ir a la Asamblea en representación de los nobles, primero; luego de las tribus y de muchos ciudadanos, sin existir ley que impida ello. Entonces nace la clase política.
Eran hijos de comerciantes y campesinos con algún nivel económico, que tuvieron la posibilidad de recibir educación a medias en oratoria y algunas ciencias básicas de entonces. Siempre mirando con desprecio a los de abajo, aunque no eran ricos, tampoco gozaban del mismo estatus político y económico de nobles y aristócratas.
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen