Mittwoch, 30. Mai 2012

BUKOWSKI TRIBUTE (I)



 Spanish free version by Rafael M. Arteaga.




From sifting through the madness for the Word, the line, the way.

Yo fui a los peores
bares
esperando hallar
la muerte
y todo lo que logré
fue emborracharme
de nuevo,
y lo peor de todo,
con los dueños
de los bares
tras de mí.
yo intentaba
dejar las sombras
de la edad
y  acabé
con bebidas
gratis,
mientras en algún sitio
un hijo de su madre
yacía en una cama
de hospital,
lleno de mangueras
el cuerpo
y luchando por salir
del infierno.
nada me ayudará
a morir
como las bebidas
que vendrán,
como el siguiente día
con sus espuelas de acero
frente a mí,
con su maloliente
ambigüedad
con su turbia actitud.
la muerte no viene
a prisa
cuando uno la llama
incluso desde un castillo
radiante
o desde el borde del océano
o desde el mejor
bar en la tierra
(o el peor).
pero tales insolencias
sólo consiguen
dudar y retrasar
a los dioses.
heme aquí,
tengo 72 años.


CERVEZA
From: Love is A Mad Dog From Hell


yo no sé cuántas botellas de cerveza
bebí esperando hacer
mejor las cosas.
yo no sé cuántas botellas de vino, whisky
y cerveza
sobre todo cerveza, he vaciado
luego de acabar con una mujer,
esperando a que el teléfono suene
esperando el sonido de sus pasos
y el teléfono nunca sonó,
hasta muy tarde.
y los pasos nunca llegaron
hasta muy tarde
y cuando estoy más
desesperado que nunca,
ellas dicen tan frescas como flores de primavera:
“¿qué diablos estás haciendo contigo?
faltan 3 días hasta que puedas follarme”.
una hembra vive más
siete años y medio más
que los hombres,
bebe poca cerveza
porque es malo para su figura.

y mientras estamos resentidos
ellas salen
bailan y ríen
con audaces vaqueros.

pues bien hay cerveza
y cestas y más cestas con botellas vacías
y cuando tú agarras una
la botella cae al piso húmedo
desde su etiqueta de papel
rodando
tintineando
 vaciando una ceniza húmeda gris
y cerveza rancia
o las cestas se desploman a las 4
de la mañana
dejando tras ellas
aquel sonido único de tu existencia.

cerveza,
ríos y mares de cerveza
la radio sonando canciones de amor
mientras el teléfono sigue en silencio
las paredes allí
arriba y abajo
y cerveza es lo único que hay…


TAN LOCO COMO NUNCA
from: Love is A Dog From Hell


borracho y escribiendo poemas
a las 3 de la mañana

lo que cuenta ahora
es un coño
más apretado

antes que la luz
se apague

borracho y escribiendo poemas
a las 3:15 de la mañana

la gente me dice
que soy famoso.

¿qué hago solo entonces
borracho y escribiendo poemas
a las 3 y 18 de la mañana?

yo estoy más loco que nunca
lo que ellos no entienden
es que yo he dejado
pasar el tiempo
atado a mi ventana
del cuarto piso
y aún sigo aquí
justo ahora

escribiendo
estas líneas
enlazada mi vida
a los pisos de arriba
68, 72, 101,
y el sentimiento
es el mismo:
incesante,
poco heroico y
necesario

sentado aquí
borracho y escribiendo poemas
a las 3 y 24 de la mañana.


OTRA CAMA
from: Love is a Mad Dog from Hell

otra cama
otra hembra
más cortinas
otro baño
otra cocina.

otros ojos
otro pelo
otro pie y
otro dedo gordo del pie.

cada cual tras
la eterna búsqueda.

tú estás en cama
mientras ella se viste para ir al trabajo
y te preguntas lo ocurrido
con la última
y después con la siguiente
y es tan cómodo
este hacer el amor
este dormir juntos
la dulce bondad…

y después de salir ella
te levantas y usas su baño
 esto es tan íntimo
y tan extraño
vuelves a la cama
y duermes de nuevo.

y cuando la dejas con tristeza
sabes que la volverás a ver
incluso si no trabaja
bajas hasta la orilla y te sientas
en tu coche. ya casi es mediodía.

otra cama, otras orejas
otros aretes, otras bocas, otras zapatillas,
otros vestidos

colores, puertas, números de teléfono.

enciendes el auto de nuevo y cambias de marcha
pensando en que debo llamar a Jeanie
porque no la he visto desde el último viernes.


ELLA DIJO
from: War All the Time


¿qué haces con todos esos papeles
de servilleta
en el auto?
nosotros no tenemos tales servilletas.
¿desde cuándo la radio del auto
está siempre con rock on roll?
¿no estarás saliendo con alguna jovencita?

estás manchando el piso
con jugo de mandarina.
cada vez que entras en la cocina
esta toalla
está húmeda y sucia.
¿por qué?
cuando tiras el agua
de la ducha,
¿por qué no limpias antes la bañera?
¿por qué no vuelves
tu cepillo de dientes
a su sitio?

debes secar siempre
tu rasuradora.

a veces pienso
que tu odias
a mi gato.

Martha dice
que tú estabas abajo
sentado con ella
y sin pantalones.

no debes usar
esos zapatos de $ 100
en el jardín

porque tú no recuerdas
lo que has plantado allí.
eso es
tonto.

debes volver
el cajón de arena
del gato
siempre al mismo sitio.

no debes
hornear pescado
en una sartén
de fritur….

nunca he visto
al alguien más
torpe que tú
con los frenos
del auto.

vamos
al cine.

por favor, ¿qué
pasa contigo?
¿por qué estás
deprimido?


Samstag, 26. Mai 2012

Time ignores life




Our best prize
for good and healthy life 
is old age.
 
Well, enjoy life now,
not an
uncertain tomorrow.
 

Sonntag, 13. Mai 2012

The 10 Most Expensive Paintings of All Time



Once said Rómulo Cuello, so much money in our times, that to enter any final amount is needed numerous zeros, cannot remain inactive in the banks and must be reinvested in the global financial system to be multiplied 10 or 20 times over the next decade! That three world's largest transnational corporations (Exxon, Chevron, Shell) have accumulated 350 billion dollars profits during the new century says a lot of times in which we live, while in Africa, China, Nicaragua, or in our country, 30% of people hardly survives with one dollar by day.

Discussions about library or museum are over. Artists agree on that these two words are the cemetery of art. Now we talk about how to position the product into the market. Even this expression has been replaced by sales levels.

In this scenario, similar to the frightening pictures of Bosco, intellectual activities (microchip or computer software can be regarded as an inspiring act of creation) could not be immune: master works of famous painters are trading to huge amounts (which are a system of placing money in some business). A van Gogh exceeds one hundred million dollars price. And if tomorrow that same painting is put up for auction again, I'm sure its price will be double. We could argue that its cost is just $ 1,500 and that amount still remains abstract. How to calculate a master work in numbers? Money does not exist physically, but through the bill or coin and its assignment value, same as a painting or a book, whose traces over time are abstract too.

Here the 10 most expensive paintings of all time:

Dora Maar au Chat – Pablo Picasso

Adjusted sale price: $102.3 Million | Original sale price: $95.2 Million (May 3, 2006)


Bal du moulin de la Galette. Adjusted price: $127.4 Million | Original price: $78.1 Million.



Massacre of the Innocents – Peter Paul Rubens

Adjusted sale price: $92.7 Million | Original sale price: $76.7 Million (July 10, 2002)


Garcon a la pipe – Pablo Picasso

Adjusted price: $117.6 Million | Original price: $104.2 Million

  

1. No., 5, 1948 – Jackson Pollock, valued at US$151.8 million (after adjusting for dollar value inflation based on consumer price index), was sold by David Geffen for US$140 million to an undisclosed buyer at a private sale via Sotheby’s on 2 November 2006.


   

Portrait of Adele Bloch-Bauer I – Gustav Klimt

Adjusted sale price: $144.8 Million | Original sale price: $135 Million (June 18, 2006)



 

Irises. Adjusted price: $101.2 Million | Original price: $53.9 Million


 

 Portrait of Joseph Roulin

Adjusted price: $99.7+ Million | Original price: $58+ Million




Woman III – William de Kooning

Adjusted sale price: $148.5 Million | Original sale price: $137.5 Million (Nov. 18, 2006)

   

Nude, Green Leaves and Bust – Pablo Picasso

Adjusted sale price: $106.5 Million | Original sale price: $106.5 Million (May 4, 2010)




Sonntag, 6. Mai 2012

LOS FESTIVALES DE POESÍA



De Rafael M. Arteaga


Cuando la brisa del norte invadía las calles arenosas de Atenas y los días insoportables del verano llegaban a su fin, el joven Luciano de Nemea cambiaba de humor porque en la nueva estación se celebraban los festivales de poesía, una costumbre helena que la ciudad organizó cada año, y en las que él compartió –generoso e inquieto su espíritu ante las distancias del mar- sus creaciones y el vino de sus bodegas con autores de otras regiones, cuyos nombres sonaban en el trato continuo de mercaderes y soldados. Siempre alerta a los vientos de los cantos y a las innovaciones que presentaban los extranjeros -griegos al fin, aunque nacidos en otras tierras-, no dudó en ocupar la primera fila de espectadores, en compañía de su esclavo preferido.

Desde países distantes llegaban los autores a Atenas para leer sus textos durante una semana, días en los que el mismo Dionisio –así creían sus habitantes- bajaba del Olimpo, disfrazado de viajero, para compartir con los mortales los placeres de la tierra. Unos venían de Heraklion, famosa por sus vinos; otros de Samos, de Alejandría (una jornada de dos semanas en barco y a pie); de las antiguas colonias griegas más allá de las islas, como Siracusa o Alejandría. Los poetas esperaban todo el año para visitar de nuevo el anfiteatro, ubicado tras el Partenón; no en vano la ciudad fue años atrás el centro del mundo, donde sus hijos –refugiados en otras tierras- volvían para encontrarse una vez al menos en la vida y sitio obligado de los intelectuales de afuera que soñaban con emprender un día el anhelado viaje. 

Luego de muchas estaciones, Luciano llegó a ser el retórico más importante de las primeras épocas del cristianismo, y no por ello dejó la costumbre de ir a los festivales; sólo que entonces -acompañado no de un esclavo, sino de varios jovencitos que ansiaban escribir igual que su maestro-, empezó a comportarse de modo extraño en las tribunas, deseando escuchar sólo cantos de su agrado; si ello era así, él se acercaba a los poetas para felicitarles con hojas tiernas de laurel, un abrazo y, en medio de la euforia, invitarles a disfrutar el vino más añejo de sus bodegas de Creta; caso contrario, él golpeaba con enfado los pies en el suelo, (algo común en los espectadores de aquel tiempo cuando el artista o la obra no eran de su agrado), hasta que el intruso, avergonzado y sumiso, abandonaba el escenario por la puerta de atrás.

Corría el año 52 d.C., cuando un extranjero -llamado Petronio y con la aureola de ser un influyente político y escritor en la metrópoli romana- llegó a Atenas para asistir al encuentro de poesía. Una horda de autores viejos -se entiende consagrados- fueron a recibirle en el Ágora y cada uno se esmeró por tenerlo -cual trofeo- en su hogar; pero esta vez la fortuna tocó las puertas de Luciano.

El griego hospedó en su casa al caminante, le dio la mejor de sus habitaciones; bajo la luz de los mecheros, y con algunos cacharros de vino sobre la mesa, hablaron entusiastas de autores y obras. Luego, cerca del amanecer e inspirados con la luz de sus maestros, caminaron dirección a la Acrópolis, donde estaba el santuario de Zeus, para agradecer al dios por el viaje y suplicarle que la estadía allí esté colmada de aventuras; sin dejar de ir a la casa de Artemisa para leer en voz alta sus escritos.

Con éstas y otras monadas, propias de la gente ilustrada y de sus espíritus liberales, casi ebrios aún, transcurrieron juntos la mañana hasta la hora del almuerzo; tiempo en el que, movidos por el hambre, volvieron a casa para comer, hacer una breve siesta y luego alistarse para la tarde.


Desde el jardín de Luciano había una magnífica visión del teatro de Dionisio, aunque arruinado desde la época de la invasión romana, y sitio donde después habría el certamen de poesía; igual la sede del oráculo de Gaya, cuya belleza fue custodiada por la monstruosa serpiente Pitón, hasta que Apolo le cortó su cabeza, para habitar el templo con la diosa durante once siglos. Sus muros aún estaban cubiertos con himnos -tallados en piedra-, en homenaje a los dioses, y para envidia de los artistas que buscan con sus obras perpetuarse en la memoria de la gente.

Era tiempo de salir. Se pusieron sus mejores mantas, las sandalias -con algunas piedras preciosas incrustadas en el cuero- y caminaron por el centro del callejón cubierto de piedras que daba hasta la colina de la Acrópolis, seguidos, tal una procesión, de su gente portando numerosas ramas de laurel y recipientes con vino para obsequiar a los trovadores después del concurso. La caravana llegó al anfiteatro, y los poetas se ubicaron en primera fila, para tormento de muchos amigos.

Aquella ocasión los jóvenes autores habían decidido rendir homenaje a Luciano, el mayor satírico y orador de lengua griega, de quien ellos tomaban su vida y obras como ejemplo a seguir, y por cuyas manos pasaron muchos escritos buscando un comentario favorable o, por lo menos, lograr la satisfacción de saber que sus obras habían ingresado en la biblioteca del anciano.

-"¡Larga vida al poeta!" -Suplicaron ellos a los dioses al inicio de la ceremonia- “Y que las nueve musas sean generosas cien años más a la hora de la creación.” -Mientras el maestro, envanecido con los elogios de los presentes, palmeó sus manos, ordenando el inicio del programa.

Bellos y radiantes, como sólo los jóvenes pueden serlo, bajo el sol del atardecer, vestidos con sus mejores túnicas para el mayor evento de sus cortas vidas, los escritores entraban al proscenio y, antes de hablar siquiera, dirigían la mirada al anciano en las gradas de la tribuna, el mismo que, indiferente, chasqueaba los dedos de su mano derecha como señal de aprobación para leer sus escritos.

El público griego de entonces disfrutaba de los versos. Ellos sabían que al inicio de la primavera se realizaban las fiestas en honor a Dionisio, luego venía el festival de la tragedia, los juegos atléticos y la lidia de toros en verano; al comenzar el otoño, los poemas; si antes no había una lapidación o, lo más probable, la guerra contra los estados vecinos.

Petronio admiraba los versos de Luciano, sobre todo su segunda obra de juventud denominada: Himnos a la Muerte. Su educación, al mismo tiempo que romana, fue griega también; no en vano los senadores y nobles de la metrópoli confiaban a los profesores helenos la educación de sus hijos. El nombre del anciano sonaba con frecuencia entre los intelectuales del imperio, de aquí su decisión a aceptar el hospedaje en casa de éste. Le habría encantado conocer en este viaje también a Estrabón, el autor de aquel libro de lectura durante sus años de adolescencia en la escuela: Geografía; mas la noticia de su muerte no había llegado aún a Roma. Durante sus noches de estadía en Atenas, Petronio recitó de memoria, para agrado de su anfitrión (algo común en los escritores de la época), diálogos completos entre Edipo y Creonte, algunos poemas de Safo y hasta fragmentos -en la lengua de Homero, por supuesto y respetando el metro yámbico- del mismo Apolonio.


 Esta vez, sin embargo, Luciano se comportaba más irascible que nunca. No ofreció vino a los participantes del primer día, tampoco dejó su sitio para poner en la cabeza de alguien la preciada corona de laurel. Zapateaba con enfado mientras los autores leían sus versos, a otros –inclusive- les recriminó con gruesas palabras por la calidad de sus escritos y hasta amenazó en público con clausurar el evento seis días antes de lo planeado.

-"¡No lo hagas, por los dioses!" –Se incorporó al instante Petronio con tales palabras-. "No voy a hacer un viaje tan largo para volver a Roma sin disfrutar del evento".

-"Gran Petronio", insistió Luciano, señalando con torpeza a la nueva camada de poetas en las gradas de la tribuna: "¡Esta no es  la verdadera literatura griega!"

-"¡Lo es!" -replicó en voz alta el romano y aplaudió al último lírico que se había quedado en el escenario, sin decidir, si continuar leyendo o marcharse al oír la discusión de los maestros en público.

-"Mi querido Luciano", -continuó Petronio-, "yo he leído tu obra y sé hasta dónde has llegado. En estos días, que de modo generoso me hospedas en tu casa, he conocido tus proyectos literarios, y me alegro que las musas aún sean pródigas contigo, pero no hay libro nuevo en mis manos y en caso de haberlo, ¡por Júpiter!, que yo puedo intuir dónde empiezas y en qué terminas; mas, de estos jóvenes, nada sé en absoluto. ¡Y aquella es su ventaja frente a nosotros!"

Luciano de Nemea abandonó a su huésped en el anfiteatro y no asistió en adelante a certamen alguno. Los cronistas aseguran que después de este incidente, él se dedicó a difamar contra del cristianismo; Petronio, en cambio, se mudó de inmediato a una casa de huéspedes cerca a la Acrópolis y, luego de finalizar el encuentro, desapareció algunos días por las viejas fondas de Atenas, en compañía de los jóvenes poetas y del mismo Dionisio, con su corte de acólitos que siempre van tras éste cuando se escapa del Olimpo. De vuelta a Roma empezó a escribir El Satiricón.