Sonntag, 20. Mai 2007

ALQUIMIA, de Pedro Herrera en New York.

Por Rafael Marcelo Arteaga



Afiche que se exibe en las calles newyorkinas
Aquí están los cuadros, en las bodegas de embarque, listas para viajar, como un secreto a develarse el próximo 26 de mayo, en el The Armony Hall. Luego el 30 de mayo en el Stone Henge Village, y desde el 2 hasta el diez de junio en el Consulado Ecuatoriano en New York.

La obra en sí, cualquiera sea su expresión, es un sueño compartido por nosotros, es descubrir las huellas por la tarde de nuestros pasos en la húmeda arena y volver a caminar hoy, cuando se discute de mercados financieros y no sobre principios ideológicos. Se habla de territorios, de materias primas, de marketing. Ideas religiosas y populistas permiten la aparición de nuevos caudillos y gobiernos con pretensiones mesiánicas; son tiempos de oscuridad intelectual, de calentamiento global, de hambruna, pese a que los métodos de producción son más efectivos que hace 30 años.

Nos hemos acostumbrado a espectar el dolor ajeno, la injusticia, sin sentir remordimiento alguno. No sólo en el sur está el hambre, o la insatisfacción en el norte: está en nuestros corazones. Se ha vuelto usual cultivar malas noticias, presagios y no sembramos una semilla para cosechar la esperanza; vivimos el efímero presente, el instante y sus innumerables opciones; nada interesa más allá de nuestras narices: es hoy y no otro día. Es el espacio del ego, del culto a la persona, del brillo y las luces ante las cámaras: ser segundo es sinónimo de fracaso. La luz del primero es suficiente para iluminar nuestros torpes pensamientos; los demás puestos opacan.
Afiche de . 8m.x5m.en las afueras del Armony Hall.
La creación es lo único que nos salva de nuestra miseria interior, el espíritu de la pasión agitándose en los libros, en un cuadro anónimo, en una escultura sin manos o sin rostro; es el olvido.

Las obras de Pedro Herrera tratan justamente de retratar este mundo, no de rescatarlo, y de darle movimiento en el espacio. Son una radiografía de nuestra indigencia, grandeza u opulencia para proyectarlas al futuro. No hay espacio en ellas para los colores tenues, aquí todo es sensualismo, voluptuosidad, un torrente de imágenes que van como un río bajo la lluvia arrastrando cuanto halla a su paso: es el conflicto diario del artista por salir de ese mundo de monotonía, complicidad y obediencia.
Titel: Lilas. Size 150cm.x110cm.
No inventa códigos, se sirve del lenguaje conocido para encontrar el suyo. Incorpora en sus trabajos todas las formas de creación posibles: el trazo a mano, el óleo, la fotografía, la sobre posición de imágenes, la abstracción, manejadas por un illo tempore, cualquiera sea su estado: pasado, presente o el que está por consumirse.

Entrar allí es descubrir nuestros sueños e iniciar el suicidio. Son frutos de esta nueva generación planetaria, globalizada, con su forma original de decir que en el sur también estamos vivos. ¿Quién, sino el tiempo, puede determinar la validez de una propuesta, o apreciar en su magnitud la genialidad de una obra? Hoy nos alimenta la satisfacción de saber que Pedro Herrera expone sus obras en New York.

Donnerstag, 17. Mai 2007

BLASFEMIAS EN TIEMPOS DE CRISIS

3


... y ahora qué escribo!
– Bébete un trago, poeta – Me corta de pronto la inspiración mi camarada, al tiempo que palmotea mi cabeza, como si yo fuera su perro fiel. – Oye – le aclaro al instante, – yo pago los brindis, así que compórtate. Yo no soy poeta, soy un amante de la buena literatura, y lo bueno no siempre está en las librerías. Las mujeres más hermosas no están en la pantalla o en la pasarela. Éstas son cuerdas de trapecista, llenas de maquillajes y cirugías para suavizar a los ojos la visión de sus carnes secas; anémicas, con piernitas largas e infinitamente tristes; pero famosas, eso sí (aunque pocas). Asoman bien gracias a la magia de la cámara, a la habilidad del fotógrafo; mas cuando se las encuentra en las calles me dan una pena... Están en todas partes, en la televisión, en el cine, en los comerciales. Son los sueños húmedos de muchos hombres, pero no míos.

Cuantas veces nos hemos encontrado en la parada del bus con unos mujerones. Ah, cómo hemos perdido la cordura al estar frente a ellas, y peor si debemos viajar juntos – apretaditos en el trolebús – a la hora pico. Nos hemos dicho en silencio: yo me hago cargo de ella, de su hijo y por último hasta de su marido con tal de vivir la magia de una noche en sus brazos y luego ser aniquilados, como esos zánganos del enjambre que deben ofrendar sus vidas a la abeja reina a cambio del placer.

Así es también la literatura. No siempre son buenos los libros que reposan tras los cristales de un almacén. A muchos de ellos ya se les extrajo su veneno, como a las serpientes que se las suelta al escenario para diversión y susto del público en el circo: bellas y misteriosas, pero sin peligro alguno. Muchos autores allí ya fueron etiquetados, domesticados antes de entrar a la carrera de la fama, igual que a los tigres, a los osos en la jaula: conformes apenas con la carroña que reciben cada mañana y con los pedazos de frutas que allí arrojan los curiosos. Su fiereza, su ponzoña ya fue absorbida y te la entregan en pequeñas dosis para que no mueras intoxicado. ¡Imagina si te dan el viagra en su composición original: fecundarías un establo entero y aún así no estarías satisfecho!

Deja de fruncir la cara cada vez que escuchas los versos de un poeta joven. Es tu cerebro el que está en orden, no el mundo de los demás, de los que gritan – y son millones – en contra de esa manía de aceptar siempre cuando te dicen ponte así, salta, dos más dos son cuatro. Las matemáticas no fallan, la frialdad de los números; pero ello es justo lo que nos diferencia de tal ciencia: el margen de error es lo que nos hace humanos. Además, yo perdí dos años del colegio en mate, y hasta aquí no necesité ser un genio de los números para descubrir a mis autores preferidos, celebrar los libros de los nuevos y soportar en una noche de bohemia a mis incondicionales amigos, con sus aburridos diálogos sobre literatura y política.

Sonntag, 13. Mai 2007

UN PLAGIO DESDE LIMA

La siguiente es una traducción mía tomada del blog: englishcaffe.
Un gorila entró a un bar y pidió un wisky. El barman pensó que no era usual ver a tal especimen ordenar una bebida y suponiendo que éste y la situación misma era estúpida, pensó divertirse: sirvió al gorila el wisky, al tiempo que dijo: son cincuenta dólares. El Animal sacó de su billetera la cantidad requerida y pagó. El bartman comenzó a volar. El gorila alzó su vaso e inmediatamente pidió otro. El barman cobró otros cincuenta dólares. Y mientras el animal disfrutaba de su wisky, el tipo del bar quiso saber qué mismo hacía un gorila en su local. Así que rompió el hielo y comenzó a hablar.
- Vaya, dijo, el barman, no siempre vienen gorilas aquí.
- No me sorprende, replicó de inmediato el gorila, con tales precios por un simple wisky!
A gorilla went into a bar and ordered a whisky. The barman thought it was unusual to see a gorilla in a bar drinking whisky and, thinking that gorillas must be stupid, he thought he could take an advantage of the situation and overcharge him. He served the gorilla the whisky and said: That’ll be fifty dollars please. The gorilla immediately took out his wallet and paid the barman, who was very happy. The gorilla drank his whisky quietly and then ordered another. The barman served him and charged another fifty dollars. As the gorilla was drinking his whisky, the barman got curious and decided to find out why the gorilla was in the bar. So, to strike up a conversation, he said: “It is funny, we don’t get many gorillas in here. I’m not surprised with the price of your whisky”, the gorilla replied.

Donnerstag, 10. Mai 2007

DOS AUTORES: ALEXIS CUSME Y FERNANDO ESCOBAR

2


– No te vuelvas retórico – Insistió mi colega de farra aquella tarde. – ¡Qué con estos noveles autores, por darles alguna denominación, qué mismo escriben!

– Viejo – contraataco de inmediato – no me castigues con esas preguntas. Mi vida es complicada como para ocuparme también de tus penas, y déjame más bien alzar este vaso de vino a la salud de sus autores. Qué hablo, vino no: déjame beber ese fuerte de caña que se pide cuando estamos chiros, tal esos brindis de la calle, “los mexicanos”; el aguardientito 120 grados puro alcohol y que para suavizarlo se le añade el jugo de caña: ese cóctel mortífero del que sólo los fuertes de espíritu salen bien librados.

– ¡Dónde está la belleza de la poesía! – Me grita en medio de la taberna. Por fortuna hay mucha gente allí, con otras y más importantes conversaciones; así que nuestras palabras pasan inadvertidas entre la multitud.

– ¿Poesía, quién es esa vieja con nombre de gallina trasnochada? Si es igual a Rudy Rodríguez, o a mi musa de la tecnocumbia, la escultural hechicera; oye, entonces si que está buena.

Yo no espero nada de la ella. ¿Qué esperas tú? Ya basta de sensiblerías de colegio, de ramilletes con flores en tiempos de crisis. Ya tuvimos suficiente con Neruda y ese taller de aprendices que dieron y dan aún la vuelta al mundo, con delicadas y corteses frases de amor que adornan las hojas del papel fino con el que están hechos sus libros. Stop con Lora, con el burrito de Juan Ramón Jiménez, digo con su Platero y yo. No más infamias calumniosas como las que escriben, y se atreven a seguir publicando, nuestros autores de los 40 y 50, junto a algunos vástagos de hoy nacidos bajo sus sombras. Ya es hora de que llegue la inquisición al librero de la esquina, o a tu biblioteca y, luego de un breve sumario, sin derecho a hablar, sean echados tus libros al fuego; detrás tus calzoncillos.

Viva la blasfemia, la maldición de los poetas jóvenes. Celebro la osadía de publicar sus versos y de amargar nuestra cuadratura mental, al creer que sólo cuanto nosotros hemos escrito es sumamente bueno y recomendable para las demás generaciones. Ah, suficiente veneno han bebido ellos de nuestras manos, los hemos intoxicado hasta el punto de patearnos los traseros cuando nos ven en las calles; pero he aquí que la fuerza de la vida es más fuerte que nuestras palabras y allí están ellos, vomitando el condumio de nuestras largas y aburridas tertulias literarias. Déjalos vaciar – primero – sus vejigas, que escupan esas toxinas, ese vinagre que tanto nos esmerábamos por brindarles en cada nueva publicación. Luego vendrán sus obras, e irán encontrando poco a poco sus voces, lo mismo que un río busca su camino hasta llegar al mar.


Entonces leo en voz alta los versos de Alexis Cusme:
No ofendamos al encuentro de nuestras carnes
con glotonería lírica y estéril.

Ha cesado la etapa del cortejo¿por qué prolongar la falsedad?
Seamos primitivos.


Que lo anormal nos recorrasin pudorosos remordimientos.

*
***

Entre poetas surge tu nombre violentado.
No pretendo defender la irrealidad que me presentan,
la multiplicidad de tus desformas
divagando entre sus voces.

Una poesía tergiversada desplazada sin razón,
arremetida entre saliva y una verborrea contaminante.
Recurrir a ti es un lugar común,pero ellos lo ignoran.
*
***
¿Cómo extraer de Miller lo asexual,
lo en cada alba de Bukowski,
la sangre sin manchar entre las páginasde Mailer y Capote,
la cusilería subterránea de Fonseca?
¿Cómo enfrentar al ritmo ronroneante entre mis dedos?
¿Cómo degollar la luz impactada sobre mi iris?
Highsmith recoge gatos sin hogar,
enfrenta a sensibleros por amor a nadie
asesina luego crea, aborta para regresar al ciclo masoquista.
Y tú desde la descodifícación,
qué tramas además de la palabra?

to be continued...

Samstag, 5. Mai 2007

BLASFEMIAS EN TIEMPOS DE CRISIS

Dos poetas: Alexis Cusme y Fernando Escobar

Por Rafael M. Arteaga
1

would you like one more time, baby?

¿Cuál es el nivel de creación en los jóvenes autores de hoy? – Me pregunta el sabio profesor de literatura, mi camarada, mi amigo, como dijo Baudelaire al terminar su primer poema de ese cóctel de cianuro que descubrí y lo bebí a grandes sorbos durante mi primera juventud, como es el libro Las Flores del Mal0.. Bastó un trago para que mi espíritu, más que mi cuerpo, reaccionara, se ponga a temblar con la primera dosis, se revuelque y se agite en el suelo hasta llegar al orgasmo. Era un avión – lo recuerdo bien – piloteado por un poeta que alguna vez fue ángel echado a patadas del paraíso, junto a dos copilotos ciegos, que se guiaban por el movimiento de la luz apenas: Pink Floy y Alan Parson, cruzando unidos – yo dentro de la nave – una zona de turbulencia que no detectaron a tiempo lo radares.

Y desde entonces no he parado con el vicio. Siempre vuelvo a mis primeros libros, no esos que adornan con flores y dedicatorias las estanterías de las grandes librerías, sino aquellos que me descubrieron el mundo en su puerca miseria, en sus huecos por donde supura la vida, en sus cicatrices y sus sarnas donde desovan las moscas y nacen bellas historias de amor, pactos con sangre de rebeliones, de alzamientos y migraciones; infaltables en una tienda de libros usados, junto a las recetas para bajar el colesterol, a revistas y periódicos descoloridos, como un boxeador viejo que ha perdido la habilidad de sus piernas, mas no la dinamita de sus puños en pleno rostro: La Divina Comedia, el libro del Mío Cid; Palabras, de Jacques Prevert, El Génesis y el Apocalipsis, Hojas de Hierba, Exil, de Saint John Perse... Y junto a ellos, el libro del vino: El Rubaiyat, cuyo autor, ese tierno borrachín, una noche de bohemia me enseñó los callejones de la 24; el barrio donde choros, meretrices y poetas velábamos a un feto de ocho meses tirado en el basurero, lo mismo que un libro, cuyo autor prefirió interrumpir el embarazo antes que traer al mundo monstruo prematuro que no lograría sobrevivir ni en incubadora.
Y he aquí que abro el libro, cuyo título me fascina: Los ganadores y yo:


Siempre te dicen
que eres como ellos
y que tú también puedes.
Yo les dejo el mundo,
las grandes luchas
y los grandes amores,
tengo los ojos en llamas
y un árbol favorito para mear
que es lo mejor de todo.

Bífida
Yo todo lo voy diciendo
para matar la muerte en ella.
Macedonio Fernández
Cuando te olía respirarme
aterraban telarañas de fuego;
tu sonreías bífidamente
parecías escapada de mis lunas.
Era como despertar envuelto
en claridad
fue perder la piel.

Chasma ghes
La sombra de una bala
puede ser tan seductora,
y Dios una pastillita azul.

Entonces manoseo el vacío
porque la niebla no está en el aire
está en las máscaras que nos miran.

A veces la noche
es tan largaque hay que irse lejos.

Beatitud

Todos me dicen
Abismo
no saben
que soy Dios ebrio
en el desierto
fumando flores santas
hasta el amanecer.

to be continued...