Mittwoch, 28. Oktober 2009

EL MINISTERIO DE LA RISA


En Ecuador tenemos el Ministerio de la Risa, una sección dependiente de la vice-presidencia llena de zanqueros, payasitos, tragafuegos, come vidrios, bufones de palacio que se ocupan de visitar los hospitales, las escuelas a fin de provocar una sonrisa en los niños; y no estoy en contra de ello, sino fuera porque justo allí se refugian mis "cuates revolucionarios", los mismos que nunca aprendieron más oficio que depender de la generosidad del gobernante de turno. Llámese Ministerio, Departamento, Sección de Cultura: oficinas en los patios traseros de la presidencia, los municipios, las prefecturas del país, donde los quejosos de ayer entonan cantos de solidaridad, celebran los nuevos vientos de transformación social, escriben versos llenos de entusiasmo, libros dedicados a su benefactor, al que lamen sus dedos pringados de grasa -como los perros bajo la mesa a la hora de la cena-.

Y cuando él -en medio de la euforia del triunfo- gritó: "se acabó la oscura noche liberal", ellos corrieron a disputarse -como en la casa, durante el velorio, los hijos del muerto- todo cuanto pertenecía a éste. Otros llegaron más tarde a la fiesta, tentados por las luces, las cámaras, sus nombres insípidos en la prensa (¡La gran realización de sus vidas sin trascendencia, ni siquiera en la familia!) y uno a uno fueron ocupando ciertas dependencias donde eran necesarios bufones y recaderos, no cuestionadores del gobernante, de sus errores, que son muchos, sino cómplices y así pasarán -no siquiera a la historia-, sino al olvido, que es justo lo que ellos temían!

Él es generoso con sus traga fuegos y come vidrios y tiene siempre un lugarcito donde ubicarlos (reciclarlos) a fin de premiar su silencio y obediencia. No en vano son tiempos de solidaridad. Y no escribo esto con envidia, no faltaba más; llevo una vida hermosa, sin grandes preocupaciones económicas (no sé si suena a pedantería) y sin jefes. Cuando el señor Correa de un plumazo creó el Ministerio de Cultura, sin saber siquiera qué función social iba a cumplir tremendo aborto, sin tener edificio, aunque con mucha gente que le respaldó durante sus tiempos de candidato, y asignó un presupuesto oneroso que se gastaba sólo en sueldos, los "quejosos" me pidieron que presente también mi proyecto. "Publicaremos tus libros", me dijo uno que después fue ministro. "Vuelve a trabajar con tu grupo de teatro, presenta tu carpeta y la aprobamos en dos patadas", me sugirió otro que luego fue asesor del asesor del ministro. "¡Cara duras!", les grité sonriendo y como no hemos perdido la amistad, bebimos después vino importado (no hay otro aquí) para celebrar sus "logros personales". La factura se la pasaron al estado, por supuesto.

Los medios de comunicación -junto a otras empresas- que en plena la campaña electoral incautó el gobierno (fue un golpe magistral para obtener votos) y que en vez de venderlos pronto, a fin de devolver los dineros a los depositantes de los bancos quebrados hace diez años, se adueñó de ellos y, lo peor de todo, los puso a su servicio personal, a fin de resaltar los logros de su gobierno, fueron y son el refugio de la mayoría de "intelectuales" del Ecuador, a cambio de medallas, reconocimientos, y también de comida. Son los frutos de la revolución social.

Abramos el periódico oficial El Telégrafo, y allí están los quejosos de ayer y hoy revolucionarios. Igual ocurre con la televisión estatal. En el nuevo Ministerio de Cultura una horda de payasitos se pelean entre ellos por las funciones de teatro, de marionetas, publicación de libros, porque cada movimiento de ellos significa dinero. Dice un proverbio chino: Las patas sostienen a la silla y en ella se sienta el rey o el mendigo. ¿Qué sostienen los revolucionarios?

Samstag, 24. Oktober 2009

CORRUPCION EN ECUADOR

"Washington* (el Fiscal General de la nación), creo en ti, por dios, haz algo, tienes que meter presa a la gente que se está robando la plata de los ecuatorianos. Metelos presos porque no podemos más. Sino yo estoy demás".

Carlos Polit, Controlador de la nación.

El Contralor Carlos Pólit advirtió que no puede llevar adelante la lucha contra la corrupción solo.

Ante las constantes denuncias de corrupción durante el actual regimen, los aludidos responden con insultos, amenazas de juicios, carcel y hasta millonarias indeminizaciones a su favor en caso de no presentar "evidencias concretas" (las mafias en el poder nunca dejan un hilo suelto para llegar hasta el ovillo). Diario el UNIVERSO saca hoy una entrevista al Controlador de la Nación, ex funcionario del Coronel Gutiérrez y "nombrado" por el gobierno actual a principios del 2007; el mismo que revela, no, revela no, sabemos que ello ocurre pero nunca podriamos probarlo los simples mortales, escribiré mejor da un certificado de autenticidad de lo que sucede actualmente en nuestro pais; aunque "no es de admirarse" frente a la denuncia, porque la red esta llena de tales noticias.


http://www.eluniverso.com/2009/10/24/1/1355/corrupcion-esta-borde-lo-tolerable-dice-contralor.html?p=1354A


*Washington Pesantes, Fiscal de la Nación, elegido de la terna que presentó el actual mandatario por asambleistas de mayoria gobiernista.

Donnerstag, 22. Oktober 2009

Enough is enough

Un reportaje desde Tailandia.
Por Rafael M. Arteaga


La crisis económica obliga a ser creativos para sobrevivir. He aquí un nuevo tipo de masajes a los pies con peces.

No es fácil en la mente de los grupos tradicionales de poder aceptar que ya no cuentan con el apoyo de la población, y en su lugar, sacan a relucir aquellos tiempos en los que el reino fue uno de los más prósperos en la región, cuando hubo trabajo para casi todos, la educación mejoró, las redes de comunicación se ampliaron permitiendo así comercializar mejor los productos internos y las exportaciones; las redes satelitales fue y es moneda común, los trenes rápidos, el metro...Tailandia vivió el boom del turismo, el comercio, la construcción y la tecnología durante los años 80 y 90, pero fue el siglo pasado y ellos no han entendido que la gente tiene derecho a votar por un cambio. Que equivocarse o acertar es también un riesgo en democracia; aunque en ambos casos, la renovación de la clase dirigente es más importante aún: cumplir con el deber encomendado y retirarse a tiempo, con un abrazo al nuevo representante de la nación.

Aún están presentes en la memoria del pueblo las secuelas de la caída de los mercados mundiales, a principios de los ochenta, y la consecuente recesión, cuando miles de empresas empezaron a caer, una tras otra, como un castillo de naipes, trayendo consigo desempleo, prostitución, mendicidad en las calles; mas la crisis política de hoy, que afecta de modo inevitable al campo económico, se debe a la incapacidad de sus gobernantes para generar empleo, confianza en los mercados, elementos primordiales a la hora de invertir, más que a la crisis internacional. Hasta hoy, las medidas adoptadas han sido canalizadas para defender sólo los intereses de las élites económicas tras el poder.
 
No hay tregua posible a la vista, pues los nuevos empresarios (de la era de la información) exigen su espacio también en la administración de las riquezas del país. Convencidos de la simpatía que despiertan en los electores, en su mayoría rostros y nombres diferentes a los tradicionales en los últimos treinta años, piden la renovación de las cortes de justicia, de parlamentarios, de jueces fiscales, de la corte constitucional, del cuerpo de elecciones. Ofrecen, de llegar al poder, fundar un nuevo reino (la figura real es bien utilizada: no dicen una nueva nación o república) hasta convertirlo en lo que fuera hasta hace poco: uno de los siete tigres de Asia, junto a un mar de promesas que, por cierto, tienen aceptación en la mitad de la población, según encuestas; aunque no de la mayoría.


Las manifestaciones de descontento han convulsionado la nación, una y otra vez, afectando la economía interna, y no asoma en el horizonte una vía para llegar al dialogo, o conseguir acuerdos mínimos de cara a los desafíos de la nueva era, porque todo parece resumirse en una táctica de largo alcance, y por consiguiente agotadora para todos; frente a este panorama, ambos sectores han pedido al rey, única autoridad que aún tiene peso y credibilidad en los habitantes, que se dirija a sus súbditos y les pida sumisión, obediencia, paz, ¡mientras ellos luchan a brazo partido por acceder al control del estado y a sus negocios!




Así hablaba el rey a sus súbditos y éstos, sentados en el suelo, con las manos en posición de rezo y la cabeza inclinada, escuchan y agradecen sus palabras. Hoy he respirado en las calles de Bangkok un ambiente de nostalgia y frustración. Los negocios están mal, eso se percibe a primera vista. La miseria es más visible que antes en la ciudad. Miles de jovencitas deambulan por los bares en busca de turistas para ofrecer sus servicios: sexo, compañía, matrimonio con viejos y grasosos extranjeros a cambio de salir para empezar una nueva vida. Muchos campesinos, al no conseguir empleo, han decidido volver a sus pueblos y poner en práctica los sermones del rey.
 
"¿Qué hacéis en la ciudad?", les preguntó una mañana, casi con ingenuidad infantil, a través de la televisión. "Me duele veros en las calles buscando un mendrugo de pan en los basureros, disputando a los perros un sitio para dormir bajo los puentes. Volved a las aldeas y hacedlas producir de nuevo con vuestro trabajo, ahora que están abandonadas. Buscad lo suficiente, sólo lo suficiente y seréis felices.”


El rey de Tailandia

Desde hace quince días se halla en una cama de hospital. Sus huesos no dan más. La inestabilidad social que atraviesa hoy el reino ha afectado su salud. Sin poder alguno de decisión, su presencia es una figura decorativa apenas dentro del tablero político del país, como las muñecas de porcelana que las abuelitas cuidan en casa: llenas de polvo y en un lugar alto para evitar a los niños. ¡Tailandia mismo es el anciano en una cama de hospital!
 
El rey olvidó llevar su mensaje a la carpa del frente. Long live the King.

Dienstag, 20. Oktober 2009

BACK TO THAILAND


I love the place where I have my bed, my books and my soup. I love the city that welcomed me years ago after European perfectionism, the city where I was loved and I loved too. The place where I am.

Although I now live in Shanghai, such a feeling inside of me after coming back here. The image of King is imposing. I arrived on Monday and his people wear yellow shirts in honor of their sovereign. Bangkok...I love this air of freedom and bohemian in the streets, the air of sin that is to breath in Khaosan Road, Path Pohn, in Pattaya in the suburbs of Copangan and Chang Mai.

It is different in China , even impossible to access the blogs. A disgrace for bloggers like me. However I confess this time of being out of the network was good for me. It is said that Chinese youth suffers under two addictions: cigarettes and Internet, although the governments strictly control their access: anyone who uses the network must be registered. That's all. Aside from blogging, it is impossible to access certain web pages whose information is critical to the socialist system (on paper), but capitalism at its best.

Old Shanghai streets

Anyway I am a guest there and it is not fair to bite the hand whom feeds me. I love Shanghai, I love its architecture, its history, I love the greatness of human beings and their ability to create, to be one of the most dynamic cities on the world. Here are my two lovers: Bangkok and Shanghai.