Freitag, 23. Juli 2010

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NZZ ONLINE,  - Die elektronische Publikation aus dem Verlaghaus Neue Zürcher Zeitung AG, Freitag, 23. Juli 2010, 02:42:36 Uhr.

Traducción: Rafael Marcelo Arteaga

 Ahorrar también con la comida: el primer ministro Cameron pidió un hot dog en New York. (Fotografía: Reuters)

El primer ministro británico Cameron viajó a su encuentro con el presidente Obama, no en el jet del gobierno, sino en un avión comercial de línea, como un pasajero normal, ahorrando así a los contribuyentes del reino alrededor de 300.000 libras.


bbu. No tiene sentido hablar de ahorro a sus ciudadanos, sino ello no empieza con el ejemplo, y el nuevo premier de Gran Bretaña está a la altura de aquel lema: en su primer viaje oficial a EE.UU. para visitar la Casa Blanca no subió a un avión gubernamental con honores y solemnidades propias de su rango, sino a una nave comercial de British Airways.

En Business Class

Con esta opción de transporte, Cameron ayudó a ahorrar al estado 300.000 Libras de los contribuyentes británicos, el mismo precio que habría tenido el alquiler de un jet privado o el vuelo de la nave estatal sobre el Atlántico. Y no sólo ello, el premier descartó también viajar en primera clase del B-777, de Heathrow a Washington, y en su lugar estuvo satisfecho con un asiento en clase ejecutiva. Muchos de los pasajeros se sorprendieron al ver a Cameron subir a bordo, indicaron los medios de comunicación británicos. Él afirmó, luego, haber dormido bien y que su asiento fue muy cómodo, tras siete horas de vuelo a los Estados Unidos, citó la agencia.

Los planes de viaje de Cameron, se tradujeron, sin embargo, en un esfuerzo adicional para su personal de seguridad, debido a que cada aparición en público del jefe de gobierno significaba para ellos un riesgo adicional, lo que exige un dispositivo de seguridad más eficiente. Después de aterrizar en el aeropuerto de Washington-Dulles, Cameron fue tratado como un pasajero VIP, lo que es -de acuerdo al status de su boleto, y no tuvo que hacer cola frente al mostrador de inmigración.

Extrañas y animadas reacciones


Sorprendidos y a la vez encantados, reaccionaron algunos medios de comunicación norteamericanos; al fin de cuentas, el presidente de EE.UU. dispone para su movilización aérea de lo que podría describirse como la última versión del "Air Force One", el jumbo jet B-747, una nave insuperable, capaz de cumplir con todas las expectativas de seguridad. Cameron dijo a una asombrada presentadora de televisión: "Qué lástima. No tenemos un "Air Force One" y no vamos a comprarlo, porque primero debemos tener bajo control nuestro déficit presupuestario”.

En tren a Nueva York

La manera poco convencional de viajar de Cameron se reflejó en otros pasajes durante su visita a EE.UU.: desde Washington, luego de su encuentro con el presidente Obama, partió en tren a Nueva York junto a los funcionarios y periodistas que le acompañan; sin embargo, no es del todo seguro que en esta ruta él hubiera conseguido ahorrar algo a la caja fiscal, pues un boleto en tren de Washington a Nueva York es –de hecho- más caro que muchas de las tarifas aéreas en la misma dirección.


Comentario: Y nuestros revolucionarios gastaron  US$100.000 por día durante el mes de transmisión del mundial de futbol; pero ello no es lo más grave, sino que además el gobierno de las mentes lúcidas y los corazones ardientes compró los derechos exclusivos para Ecuador de la tranmisión satelital y bien sabemos que ello no es pelo de cochino: Honduras pagó US$ 6'500.000;  así, los únicos canales de televisión en Ecuador que transmitieron los partidos fueron los incautados hace dos años a los Isaías, y que nunca se los puso a la venta para recuperar los dineros robados por los banqueros del siglo anterior y, en vez de ello, pasaron al servicio (otro robo a los ecuatorianos) de la revolución ciudadana, asumiendo el estado su mantenimiento. Y todos fuimos felices con futbol en casa.

Plata es lo que más tenemos los ecuatorianos. Las crisis ocurren en España, en Grecia, en Inglaterra; no aquí. Exportamos 455.000 barriles al día de petróleo. ¿A dónde va ese dinero? ¿Quién lo administra? ¿Cómo se gasta? Nuestros rebeldes -hasta tanto- pueden seguir profundizando su revolución. Ya dijo Participación Ciudadana: cada desplazamiento de nuestro gobierno y su gabinete itinerante (¿se llamará así porque los ministros cambian a cada rato?) a los sectores olvidados de la nación tiene un valor de 92,500 dólaritos.  Suena como centavitos, porque somos un país rico. Traslado de gente, ministros y sus secretarias, asesores, cuerpos policiales, militares, hoteles, comidas, las cadenas de radio, bandas de pueblo, etc. Pero hablamos de ir a Yantzatza, a Río Verde, a Balsas, y no de los 34 viajes al extranjero de nuestro presidente y su comitiva...

¡Momento! -Me interrumpió eufórico un poetita que viajó en la cola del avión a Rusia el año pasado: -Los 83 restantes eran empresarios que fueron a Moscú a vender sus productos.

-Vaya, le pregunté, al verlo sulfúrico: ¿Y qué productos? Banano, flores, camarones...es más barato para ellos comprar desde Centroamérica, el norte de África y qué mejor desde Asia: Filipinas, Tailandia. Inventate otra historia, le dije. La pregunta sana es: ¿Quién pagó tu viaje y de quién estás comiendo sabroso?  Hipócrita poeta, mi camarada, mi amigo!  

Nunca me contestó y tampoco perdimos la amistad; al contrario, sigue viajando. El año pasado recibió una medalla de manos del presidente de la nación, en tremenda ceremonia, después de gritar toda su vida -hasta perder la voz- contra el neoliberalismo!

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